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NOTICIAS
Gorilas de montaña: comunidades y conservación
Con los gorilas de montaña como protagonistas, el ecoturismo en el Parque Nacional Virunga en la RDC –siguiendo los modelos exitosos de Ruanda y Uganda– podría generar miles de empleos y lograr ingresos de aproximadamente US$235 millones anuales.
“Anteriormente no había ninguna conexión entre el parque y las comunidades. Hoy es totalmente diferente. Ellos entienden que el parque es importante porque se están beneficiando directamente del dinero que ingresa por turismo. Ellos respetan los gorilas.”
Patience Dusabimana, líder comunitario y guía, Parque Nacional de los Volcanes, Ruanda
Con menos de 1.000 gorilas de montaña en libertad hoy en día, parece que todo estuviera en su contra. Quedan sólo dos poblaciones en pequeños islotes de bosque, rodeados por una creciente ola humana. Algunos de los episodios más amargos de la historia reciente sucedieron en esta región –el genocidio de Ruanda y las guerras que han devastado la República Democrática del Congo (RDC). Las consecuencias aún se pueden sentir entre los miles de personas intentando reconstruir sus medios de vida, con base principalmente en los recursos naturales que los rodean.
Sin embargo la cantidad de gorilas de montaña ha aumentado en casi un 30 % en años recientes –la única especie entre los grandes simios cuya cantidad está en ascenso. Un espiral hacia la extinción ha sido transformado en un círculo virtuoso a medida que las personas y los gorilas prosperan juntos.
Los gorilas de montaña sobreviven en dos poblaciones aisladas, entre los volcanes Virunga en los límites de la RDC, Ruanda y Uganda; y el Parque Nacional Impenetrable de Bwindi en Uganda. Desde 1991, la conservación de los gorilas de montaña ha sido liderada por el Programa Internacional de Conservación de los Gorilas (IGCP, de su nombre en inglés) –una coalición en la que participa WWF y Fauna y Flora Internacional.
El IGCP trabaja con las comunidades locales y las agencias gubernamentales para manejar una red transnacional de áreas protegidas, y desarrollar turismo responsable alrededor de los gorilas de montaña. Esto genera empleo como guías turísticos, porteros o guarda parques. Los turistas vienen de todas partes del mundo para ver los gorilas en su hábitat natural, y los ingresos ayudan a financiar proyectos comuntarios y la conservación de los gorilas. En últimas, las personas de la comunidad ganan más de preservar sus recursos naturales que de explotarlos en el corto plazo.
El turismo de gorilas ha transformado las comunidades de la región –como Nkuringo, un pueblo aislado en las montañas de Uganda. Aquí queda la Hostería Gorilas de Montaña Nublada, un hotel de propiedad de la comunidad que hospeda 1.200 turistas al año. Emplean directamente a más de 40 personas, pero los beneficios se extienden a más de 30.000 personas que viven en pueblos vecinos.
Se están estableciendo restaurantes, bares y otros negocios, y los almacenes de artesanías venden gorilas tallados en madera, camisetas y productos fabricados por los artesanos locales, muchos de ellos mujeres. El ingreso del hotel y de los permisos para conocer los gorilas entra a una fundación comunitaria, la cual ha financiado un amplio rango de empresas, incluyendo cultivos de hortalizas y plantaciones de té. La fundación financia un esquema de patrocinios que permite que los niños más pobres vayan a la escuela. También está cubriendo los costos de capacitar enfermeras y construir un centro de salud.
En Ruanda, el turismo alrededor de los gorilas está moviendo una industria de US$200 millones anuales en ingresos por divisas (Nielsen y Spenceley, 2010) –aunque se limita la cantidad de turistas para evitar impactos negativos a los gorilas, a los aldeanos y al medio ambiente en la localidad. Las comunidades alrededor del parque comparten el 5 por ciento del dinero generado por los permisos para entrar al parque –lo que los ha ayudado a construir colegios y hospitales, establecer empresas sostenibles, y financiar proyectos ambientales como la siembra de árboles y el control de erosión.
Adicionalmente, la iniciativa “agua gorila” del IGCP ha traído agua potable y saneamiento a muchas comunidades y hogares, al ayudar a construir instalaciones para el almacenamiento de aguas lluvia. Puesto que la mayoría de las aldeas en el área carecían de aprovisionamiento de agua potable, las mujeres y los niños tenían que colectar agua de los riachuelos dentro de los parques nacionales. Esta tarea no sólo era ardua y potencialmente peligrosa, sino que la presencia de tantas personas se convertía en una amenaza para los gorilas y otros animales silvestres. Hoy en día muchas mujeres y niños tienen más tiempo para dedicarle a la educación y a mejorar sus medios de vida, y menos personas necesitan ingresar al hábitat de los gorilas. El esfuerzo comunitario de construir tanques de agua, y su propiedad colectiva, han ayudado a fortalecer el sentido de comunidad –un resultado especialmente importante en un área con grandes cantidades de personas desplazadas y donde aún están abiertas las heridas del conflicto– y establecer una conexión positiva con los parques y los gorilas.
Tal como lo comenta Anna Behm Masozera, jefe del IGCP: “Cuando la conservación se hace concienzuda y respetuosamente, tiene la fuerza y el potencial de juntar a las personas alrededor de una causa común, traspasando las fronteras no sólo de los parques –donde se intersectan el parque y las personas– sino también las fronteras internacionales.”
Preservar el capital natural: El valor de los gorilas de Uganda como atracción turística se ha estimado entre US$7,8 millones y US$34,3 millones (IGCP, 2014).
Reorientar los flujos financieros: Una proporción de los ingresos del parque (los cuales son distintos en cada país) se distribuye a las comunidades vecinas, apoyando proyectos de salud, educación, infraestructura y bienestar liderados por la comunidad.
Gobernanza equitativa de recursos: A medida que las personas se benefician directamente de los gorilas y comprenden su valor, tienen un incentivo adicional para cuidar el bosque.
Consumir de forma más responsable: El dinero que gastan los turistas está beneficiando directamente a las comunidades y la conservación.
Con los gorilas de montaña como protagonistas, el ecoturismo en el Parque Nacional Virunga en la RDC –siguiendo los modelos exitosos de Ruanda y Uganda– podría generar miles de empleos y lograr ingresos de aproximadamente US$235 millones anuales.

Gorilas de montaña, Parque Nacional de Virunga, Depública Democrática del Congo