Desde WWF consideramos que el intento de la Comisión Europea de “simplificar” el Reglamento de la UE sobre Deforestación (EUDR) supone una rendición vergonzosa ante la presión política.

Adoptada en 2023 tras años de demanda pública, esta normativa es una herramienta esencial para impedir que el consumo en la Unión Europea siga alimentando la deforestación dentro y fuera de Europa. Debilitar sus requisitos sería tanto indefendible como peligrosamente irresponsable.

Inicialmente, la Comisión alegó problemas informáticos como motivo del retraso en su aplicación. Sin embargo, en lugar de concentrar los recursos necesarios para resolverlos antes de la fecha límite del 30 de diciembre de 2025, está modificando la esencia misma del reglamento.

Proponer un retraso parcial y más cambios es una elección deliberada, no una necesidad absoluta. No parece que la Comisión Europea haya explorado otras opciones para solucionar los problemas informáticos; parece que los está utilizando como chivo expiatorio para diluir el reglamento.

Las modificaciones propuestas aumentarían los riesgos de deforestación e ilegalidad en las cadenas de suministro, penalizando precisamente a las empresas que ya han invertido en sostenibilidad y cumplimiento.

La Comisión puede ganar algunos puntos políticos, pero los perdedores son claros: las empresas responsables y los bosques, que seguirán desapareciendo a un ritmo alarmante. Los bosques no son moneda de cambio: son esenciales para la estabilidad climática, la biodiversidad y los derechos humanos. La UE debe dejar de socavar sus propias leyes y cumplir las promesas que hizo.

Esta decisión, tomada a pocas semanas de la COP30, pone en entredicho la credibilidad de la Unión Europea como líder mundial en protección ambiental y frena el impulso hacia cadenas de suministro libres de deforestación.

Desde WWF hacemos un llamamiento al Parlamento Europeo y a los Estados miembros para que:

— Mantengan el reglamento tal como fue acordado.
— Apuesten por un apoyo real a su aplicación, en lugar de buscar excusas para la inacción.

Pedimos también que se escuche a los más de 1,1 millones de ciudadanos europeos que exigieron una acción valiente contra la deforestación.

Asimismo, instamos a las empresas a mantener y reforzar sus sistemas de debida diligencia para avanzar hacia cadenas de suministro totalmente trazables, transparentes y libres de deforestación. Solo así podremos garantizar el respeto a los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales, mitigar el cambio climático y contribuir de verdad a detener la pérdida de naturaleza.