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Dedicamos el Día Mundial del Medio Ambiente 2021 a la restauración de ecosistemas

Restaurar el 15% de los ecosistemas degradados en los lugares adecuados puede prevenir el 60 % de las extinciones de especies previstas.

© José Luis Regalado y WWF España

¿Por qué existe un Día Mundial del Medio ambiente?

En 1974, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaraba el día 5 de junio el Día Mundial del Medio Ambiente. ¿Por qué ese día? El origen de esta celebración lo tenemos que buscar en la Conferencia de Estocolmo de 1972 (la Cumbre de la Tierra), cuando por primera vez se hablaba en una Cumbre sobre temas ambientales y se tomaban las primeras decisiones para conservarlo.  

Cada año, la ONU cambia el lema y temática de este día. En 2021, la protagonista será la restauración.

Cada día cuenta. Cada Accíón cuenta.

La resturación es una práctica habitual desde hace décadas en nuestro trabajo. En WWF sabemos que ya no es suficiente con conservar, es necesario restaurar ecosistemas dañados o degradados. En estos años hemos:

En 2021 comienza la década de la restauración

La Asamblea General de Naciones Unidas ha declarado la presente década 2021-2030 como la Década de la Restauración de Ecosistemas a raíz de una propuesta de acción de más de 70 países.

Esta década se extenderá desde 2021 hasta 2030, fecha límite para los objetivos de Desarrollo Sostenible y la línea de tiempo que los científicos han identificado como la última oportunidad para prevenir un cambio climático catastrófico y que debe suponer un importante impulso a la restauración de los ecosistemas que ayude a revertir la pérdida de biodiversidad.

El 75% de la superficie terrestre no cubierta de hielo ha sido transformada por el ser humano, desde inicios de la revolución industrial. Un cambio sin precedentes en la historia. Esta degradación de la naturaleza ha crecido exponencialmente desde los años 70, debido a la intensificación de la agricultura, la ganadería, las malas prácticas de explotación forestal, el desarrollo de cultivos forestales, la construcción de infraestructuras, la expansión urbanística y otros usos intensivos del territorio. 

El Informe Planeta Vivo 2020 de WWF señala que la tendencia poblacional media de las poblaciones de vertebrados ha disminuido un 68% (un 84% en las poblaciones de especies de agua dulce) desde 1970 a 2016. 

Esta degradación y conversión de ecosistemas, además de a la naturaleza, está afectando de forma muy negativa tanto a la calidad de vida como al bienestar humano. Así mismo, no podemos olvidar el impacto económico de esta degradación (the Economics of Ecosystems and Biodiversity ha estimado que la degradación de los sistemas naturales supone entre 2 y 5 billones de dólares/año).

 

¿Por qué un  objetivo de restauración del 15% a escala europea? 

La degradación del Planeta es de tal magnitud que conservar ya no es suficiente, es necesario restaurar ecosistemas dañados o degradaos.

La naturaleza y el clima de Europa necesitan un "salvavidas", y la restauración debe ser una de las piezas fundamentales. La Comisión Europea debe proponer un objetivo para restaurar, al menos, el 15% de la superficie marina y terrestre para 2030. 

Restaurar el 15% de los ecosistemas degradados en los lugares adecuados puede prevenir el 60 % de las extinciones de especies previstas.

¿Qué puedes hacer tú por el planeta?

Toma consciencia: Además de aumentar los esfuerzos de protección y conservación y cambiar nuestra forma de producir y consumir energía y alimentos, necesitamos restaurar hábitats y procesos ecológicos.

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© Shutterstock / A3pfamily / WWF
¿Qué y dónde restaurar? Cinco casos de éxito de restauración en España

Ya sabemos que necesitamos restaurar, al menos, un 15% de ecosistemas marinos y terrestres, pero es importante señalar que hay que dirigir los esfuerzos de restauración de manera planificada. Se debe priorizar la restauración de zonas que contribuyan a cumplir los objetivos de conservación de hábitats y especies, así como la restauración de procesos ecológicos y servicios ambientales como la prevención de inundaciones, filtración de agua, conectividad o captación de CO2. Atendiendo a estos criterios, los tipos de ecosistemas con más necesidad de ser restaurados son bosques, humedales, hábitats fluviales, zonas costeras y determinadas áreas del paisaje agrario.

Con motivo del Día Mundial del Medio ambiente, el 5 de junio, hemos buscado cinco ejemplos de estos ecosistemas clave donde trabajamos, espacios naturales de alto valor ecológico que además son el hábitat, y con ello el hogar, de especies emblemáticas de nuestro país.

Equipo de reforestación en la zona afectada por el incendio en Doñana
© Jorge Sierra WWF
Bosque incendiado del Espacio Natural de Doñana (Huelva)
Restaurando el hogar del lince que es el humedal más grande de Europa
Los incendios son una de las principales amenazas de los bosques españoles. En junio de 2017 sucedió el terrible incendio de Las Peñuelas. Iniciado en Moguer (Huelva) por una negligencia, el viento lanzó el fuego hacia el Espacio Natural de Doñana con una virulencia terrible. Ardieron más de 10.300 hectáreas, incluidas áreas sensibles para especies amenazadas como el lince, y miles de personas tuvieron que ser evacuadas. Tras el paso del fuego muchos de sus valores se vieron dañados y un año después del incendio, en colaboración con la Junta de Andalucía estamos trabajando para recuperar este valioso paisaje. Se han recuperado 7,5 hectáreas de terreno incendiado con unos 3.000 plantones de especies autóctonas. Y en los próximos tres años se van a recuperar 45 hectáreas nuevas.

El Espacio Natural de Doñana consiste en un mosaico de ecosistemas de alto valor natural (marismas, pastizales, cotos, pinares, sabinares, alcornocales, lagunas, dunas y ambientes de ribera) que albergan una biodiversidad única en Europa, y que es "la casa" de nuestro emblemático lince ibérico  Conoce al lince ibérico
Restauración en las Tablas de Daimiel
© Valeriano Garcia y María Melero WWF
Bosque mediterráneo de Las Tablas de Daimiel (Ciudad Real)
Restaurando uno de los últimos ecosistema denominados “tablas fluviales”
En la década de los 60, Las Tablas de Daimiel comienza a peligrar con la canalización del río Guadiana y algunos de sus afluentes. Pero es a partir de mediados de los 70, cuando la extracción intensiva de aguas subterráneas para usos agrícolas rompió su equilibrio natural.

Las Tablas de Daimiel representan uno de los últimos ecosistema denominados “tablas fluviales”. Se encuentra ubicado en Ciudad Real, a caballo entre los municipios de Daimiel y Villarrubia de los Ojos. La formación de Las Tablas se debe a la confluencia de dos ríos de distinta naturaleza: el Cigüela, estacional y salobre, y el Guadiana, que aportaba aguas dulces de forma permanente. Estas aguas superficiales, favorecidas por la escasez de pendiente en el terreno, se encontraban también sustentadas por las aguas subterráneas del acuífero 23. 

Esta zona húmeda representa el área de invernada (descanso durante los viajes migratorios y nidificación) de una gran variedad de aves acuáticas: pato colorado, somormujo lavanco, ánade real, garza real... La flora se caracteriza por plantas acuáticas como la masiega, el carrizo o la enea, siendo los únicos árboles presentes los tarayes.
 
En colaboración con el Parque Nacional, WWF participa en la recuperación de un mosaico de diferentes tipos de formaciones vegetales para incrementar la biodiversidad del Parque. Todo ello mediante la plantación de bosquetes de vegetación autóctona en antiguos cultivos agrícolas o con la recuperación de dehesas, setos o pequeñas manchas relictas de quejigar. Desde 2011 trabajamos en 283 hectáreas la introduciendo 55.000 plantones de especies autóctonas. 
Voluntariado. Censo de nutrias
© Laura Moreno / WWF
Bosque de ribera del Parque Regional del Sureste (Madrid)
Una gran biodiversidad habita cerca de Madrid
Los bosques de ribera, que ocupan los márgenes de los ríos, son uno de los ecosistemas forestales más degradados. Entre otras razones porque las llanuras fluviales que ocupan son las tierras más fértiles y apetecibles para la agricultura. También son uno de los ecosistemas más importantes por su papel clave en el ciclo del agua porque protegen de las inundaciones y son un corredor ecológico para muchas especies de aves, mamíferos y peces. 
 
El Parque Regional del Sureste se encuentra en la Comunidad de Madrid, en torno a los cursos de los ríos Manzanares y Jarama. Su territorio pertenece a 16 términos municipales de la Comunidad de Madrid a lo largo de más de 31.000 hectáreas. Se trata de un medio altamente humanizado -núcleos urbanos, polígonos industriales, grandes infraestructuras, cultivos agrícolas intensivos y una actividad minera muy elevada (graveras), y sin embargo, conviven con aspectos muy singulares de la vida silvestre. En el medio acuático del Parque Regional del Sureste -los valles fluviales de los ríos Jarama, Manzanares y Henares y las lagunas artificiales generadas por la actividad extractiva- confluyen un gran número de aves que buscan refugio, alimentación, nidificación y cría. 

Desde 2011, WWF colabora con el Parque para regenerar el bosque de ribera del río Jarama. Se han recuperado 15 hectáreas de bosque de ribera con unos 9.000 plantones de especies autóctonas (como álamo blanco (Populus alba), fresno (Fraxinus angustifolia), majuelo (Crataegus monogyna), taray (Tamarix sp), rosal (Rosa canina) o zarzamora (Rubus ulmifolius)).
© WWF España
Bosque incendiado de Muela de Cortes y el Caroig (Valencia)
Creando bosques resilientes al fuego
Los bosques mediterráneos llevan milenios  conviviendo con el fuego. Incendios de baja intensidad que producen un impacto muy pequeño e incluso, en ocasiones, favorable para el desarrollo de las masas forestales. Sin embargo, en las últimas décadas han aparecido incendios de alta intensidad que afectan a grandes superficies con un efecto devastador (Grandes Incendios Forestales de +500 hectáreas). La ausencia de medidas de gestión tras una perturbación de esta magnitud puede derivar en un intenso proceso de degradación.

Eso pasó tras el incendio forestal  de Cortes de Pallás (Valencia 2012), que afectó a una superficie total de 29.752 hectáreas. La continuidad de la vegetación y la alta carga de combustible hizo que este incendio fuese imposible de controlar.

La zona afectada, es de alto valor ecológico (que se refleja en una gran cantidad de figuras de protección -LIC, ZEPA, Paraje Natural Municipal y Microreserva y numerosos Hábitats de Interés Comunitario-). Los pinares, carrascales y las formaciones mixtas entre ambas son las masas arboladas más comunes en la zona, pero la alta recurrencia de incendios está llevando al territorio a una rápida sustitución de arboles por matorrales y herbazales.  

Por tanto, los trabajos de restauración ecológica se centran en la elaboración de proyectos de restauración de ecosistemas forestales que atenúen los efectos de este tipo de incendios. WWF, en colaboración con la Generalitat Valenciana, participa en la recuperación de este espacio. Se han desarrollado acciones pioneras como: El diseño de un método que ha permitido identificar zonas prioritarias de restauración ecológica a través de la incorporación de la opinión de las personas que están vinculadas el territorio. Se han garantizado las buenas prácticas en restauración gracias a la aplicación de los “Estándares de WWF de certificación de proyectos de restauración de ecosistemas forestales”. Además, en los próximos 5 años se van a recuperar 125 hectáreas de bosque autóctono.
Gracias a la restauración en la marisma de Trebujena, las aves reconquistan este espacio
© José Luis Regalado y WWF España
Estuario del Guadalquivir desde las marismas de Trebujena, la Doñana olvidada (Cádiz)
Gracias a la restauración en la marisma de Trebujena, las aves reconquistan este espacio
Las marismas mareales son uno de los ecosistemas más productivos del mundo, mantienen una elevada biodiversidad (zonas de producción primaria, alevinaje, reproducción de aves…) y cumplen con una importante función hidrológica y de mantenimiento de la calidad del agua, así como de amortiguación de avenidas.

La fiebre por la desecación de zonas húmedas y marismas al principio del siglo XX ha conllevado a la reducción de la superficie de más del 60% de los humedales costeros. Los motivos han sido la creencia de que los humedales son zonas insalubres y que quien desecaba una tierra pasaba automáticamente a su propiedad y podía cultivarla (Ley Cambó de 1918).

La marisma del Adventus pertenece a los llanos mareales del estuario del Guadalquivir y está encasillada entre el Parque Natural de Doñana y el Parque Nacional de Doñana. Su extensión abarca dos municipios de Cádiz: Trebujena y Sanlúcar de Barrameda con más de 8.300 hectáreas.

El estuario del Guadalquivir está gravemente amenazado, entre otras cosas, por la presa de Alcalá, por la impermeabilidad del río, por el cambio climático y la subida del nivel del mar, por las constantes amenazas de dragados por parte de la Autoridad del Puerto y por la pérdida/ausencia de llanos mareales y, por tanto, la pérdida de producción primaria, de peces, aves, anfibios y todos los servicios ecosistémicos que conlleva. Su regeneración es una de las grandes prioridades de WWF. Desde el año 2018, WWF España está trabajando por su recuperación y restauración, además de luchar activamente contra todas estas amenazas.

La marisma del Adventus, a pesar de estar drenada y cortada de toda influencia mareal, alberga una grandiosa biodiversidad, es zona de reproducción de las últimas parejas de cerceta pardilla del estuario, de las únicas gangas ibéricas de Cádiz, su vegetación de almajos y salicornias sigue sobreviviendo, su único caño posee un gran número de anguilas y la marisma da alimento a números incalculables de insectos (odonatos, mariposas de Macaón, polinizadores…). 
¿Qué es y por qué es importante la restauración ecológica de ecosistemas?

Hoy en día existe un amplio consenso en que ya no es posible mantener la biodiversidad del planeta en un nivel aceptable exclusivamente mediante la conservación selectiva de zonas prioritarias. Además de aumentar los esfuerzos de protección y conservación y cambiar nuestra forma de producir y consumir energía y alimentos, necesitamos restaurar hábitats y procesos ecológicos 

La restauración ecológica ha sido reconocida por múltiples sectores (científicos, técnicos, administrativos y sociales) como una herramienta fundamental para revertir la degradación generalizada de los ecosistemas y garantizar el suministro de bienes y servicios ecosistémicos, así como aumentar la resiliencia de los ecosistemas y seres vivos al cambio climático.

 
Tiene un papel es activador, pues inicia o acelera procesos que facilitan la recuperación del ecosistema, teniendo en cuenta su propia capacidad de estabilización y autorregulación a corto, medio y largo plazo.

La restauración ecológica y otras soluciones basadas en la naturaleza pueden ayudar a alcanzar un tercio de la mitigación necesaria para 2030 y mantener el Planeta por debajo de los 1,5ºC de aumento de la temperatura, a la vez que se contribuye a la adaptación al cambio climático. Además, contribuye a todos y cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible incluyendo la eliminación del hambre y la pobreza. Conecta las agendas de desarrollo, clima y medio ambiente y contribuye a alcanzar acuerdos internacionales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París, el objetivo para neutralizar la degradación de los ecosistemas de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y los futuros objetivos post 2020 del nuevo marco de biodiversidad global del Convenio de Diversidad Biológica que se acordarán en Kunming en octubre de este año.

Por todo lo anterior, la restauración ecológica cobra una importancia crucial durante esta década y el éxito en la consecución de los objetivos de restauración en los diferentes países marcará enormemente la forma en que revertimos nuestro impacto sobre la naturaleza, recuperamos servicios ecosistémicos y ponemos freno a la destrucción de nuestra biodiversidad y paisajes, al mismo tiempo que nos adaptamos a las consecuencias del cambio climático.

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