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El sistema alimentario industrial es el principal impulsor de la pérdida de la naturaleza

El sistema alimentario industrial genera unos costes ocultos sanitarios y ambientales de entre 10 y 15 billones de dólares anuales, lo que representa el 12 % del PIB mundial en 2020.

Los sistemas alimentarios industrializados son la principal amenaza para la salud humana y la naturaleza

El sistema industrial de producción de alimentos a nivel global es el principal impulsor de la pérdida de la naturaleza. De hecho, es responsable del 90 % de la deforestación tropical y de más de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Pese a la producción récord de alimentos, unos 735 millones de personas se acuestan con hambre cada noche y casi un tercio no consume regularmente suficientes alimentos nutritivos. Mientras, en países como el nuestro, un tercio de los alimentos acaban en la basura. Por ello, pedimos acelerar la transición a un nuevo sistema alimentario sostenible y justo a nivel mundial.

El 40 % de toda la tierra habitable se utiliza para alimentar a la humanidad y representa el 70 % del consumo de agua. Paradójicamente, nuestro sistema alimentario está socavando nuestra capacidad de alimentar a la humanidad ahora y en el futuro. Los costes ocultos de la mala salud y la degradación medioambiental en el sistema alimentario actual ascienden a entre 10 y 15 billones de dólares anuales, lo que representa el 12 % del PIB mundial en 2020.



Transformarlos es imprescindible para luchar contra el hambre y la emergencia climática. Pese a ello, sigue faltando una visión de conjunto para lograrlo. La futura Estrategia Nacional de Alimentación debe abordar todos estos aspectos, del campo a nuestras mesas, para no desaprovechar el enorme potencial de transformación que ofrece una cadena alimentaria realmente sostenible, sin dejar a nadie atrás. 

Propuestas para un nuevo sistema alimentario justo y sostenible 

  1. Apoyar la producción en armonía con la naturaleza y la salud de las personas. WWF solicita apoyo a los y las agricultoras en la transformación de los modelos productivos a otros de alto valor social y ambiental.
  2. Garantizar que toda la población mundial tenga una dieta nutritiva y saludable a un precio accesible para la ciudadanía y justo para el productor. 
  3. Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos. Durante toda la cadena de producción, del campo a la mesa, se estiman pérdidas y desperdicio globales que ascienden a unos 2.500 millones de toneladas de alimentos al año. En España, la Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario del Ministerio de Agricultura sigue su trámite en el Congreso. Si no se aplican las demandas del colectivo Ley Sin Desperdicio, quedará lejos de ser la norma ambiciosa y con carácter sistémico que se necesita para abordar esta problemática.
  4. Aumentar el apoyo financiero para las buenas prácticas agrarias, retirar los subsidios perversos  y fomentar la buena gobernanza de sistemas alimentarios sostenibles, contando con todos los eslabones de la cadena y las entidades expertas de la sociedad civil. 
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