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A pesar de que un 75% de nuestro territorio está en peligro de sufrir desertificación, España ha apostado por una política de despilfarro del agua.
WWF recuerda que la falta de agua no es la principal responsable de los efectos negativos de las sequías. Los datos muestran que las cuencas que más problemas ligados a la sequía padecen se corresponden con las zonas que tienen mayores índices de sobreexplotación del agua, una realidad que se agravó especialmente durante la gran sequía del año 2017.
“Si la cantidad total del agua en España fuera una cuenta bancaria, lo que hacen las autoridades del agua es repartir ese crédito entre los usuarios. De esta forma, el sector agrícola, acapara el 80% de esos recursos. Según trascurren los meses sin precipitaciones, si no tomamos buenas decisiones y somos previsores, vamos agotando nuestros ahorros. Llega un momento en el que entramos en números rojos y comenzamos a sufrir los efectos de una nueva sequía. Esta es la crónica de una sequía anunciada”, afirma Rafael Seiz, experto del Programa de Aguas de WWF.
A pesar de que un 75% de nuestro territorio está en peligro de sufrir desertificación, España ha apostado por un modelo de gestión del agua que prioriza los grandes consumos, como en el sector del regadío.Además, en aquellas zonas donde no existe suficiente agua disponible en los ríos y los embalses se hace un uso más intenso del agua subterránea, poniendo aún más en peligro las reservas estratégicas de agua para futuro. Todo ello sin contar el agua que se consume de forma ilegal: se estima que existe más de medio millón de pozos ilegales en España. Por otro lado, hay una preocupante opacidad desde la Administración Pública sobre cuánta agua se gasta, quién la usa y qué derechos han sido concedidos.
Las perspectivas empeoran aún más si tenemos en cuenta que con el cambio climático los periodos secos serán cada vez más largos e intensos. El Centro de Estudios Hidrográficos del CEDEX (2017) estima que losrecursos hídricos disponibles en las diferentes cuencas hidrográficas se reducirán entre un 3% y un 7% de aquí a 2040. El centro de la península experimentará una disminución de recursos hídricos en torno al 10% y, en zonas donde tradicionalmente se experimentan sequías como Murcia, se reducirían entre un 5 y 10%, lo que podría situarla en un estado de gran vulnerabilidad y riesgo hídrico.
“Desde WWF solicitamos a las Administraciones públicas que den un giro radical a la gestión del agua apostando por una cultura del ahorro del agua y ajustando las demandas a los recursos realmente disponibles.Las políticas que adoptemos hoy evitarán las sequías de mañana”, concluye el especialista.
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Crónica de una sequía anunciada