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Condenamos el voto contra el lobo en Bruselas: la UE da la espalda a la naturaleza y a la ciencia

Hoy, en un terrible revés para la naturaleza, el Parlamento Europeo ha aprobado la propuesta de la Comisión Europea de debilitar la estricta protección del lobo en virtud de la Directiva Hábitats de la UE. Se trata de una decisión arbitraria y puramente partidista, que ignora la evidencia científica sobre la situación de la especie y sobre la necesidad de impulsar medidas de protección del ganado como solución para la coexistencia.

Desde el punto de vista de España, la situación legal del lobo al norte del Duero no cambia, pero sí que se rebaja el nivel de protección en el resto del territorio nacional: incluidas zonas en el borde del área de distribución, con poblaciones muy pequeñas y vulnerables, como Madrid, Castilla-La Mancha o Extremadura. 

Sin embargo, recordamos que el estado de conservación del lobo en España es oficialmente desfavorable: la obligación legal de las Comunidades Autónomas es tomar acciones para recuperar sus poblaciones y permitir que se expanda a su área de distribución histórica, incluyendo el impulso de políticas para la coexistencia.

Aunque el lobo sea “gestionable” tras su cambio de estatus legal, aprobar matanzas indiscriminadas de lobo o cupos de caza deportiva es ilegal mientras la especie se encuentre en estado de conservación desfavorable a nivel nacional.

Golpe a las políticas basadas en la ciencia

La decisión del Parlamento Europeo marca un antes y un después de cara al nuevo mandato legislativo de la UE: se abandona un modo de elaborar políticas basadas en la ciencia, con una tendencia preocupante que puede ir mucho más allá del lobo. Es esperable que el repentino giro de timón de la UE sobre el lobo sea solo el primer acto. Documentos de la extrema derecha y conservadores muestran que sigue existiendo un deseo de desmantelar aún más las leyes de la naturaleza, en paralelo a la actual ofensiva contra el Pacto Verde Europeo. Esta votación también sienta un peligroso precedente para la elaboración de políticas de la UE, al mostrar cómo una cruzada sin fundamento puede presentarse como una prioridad para todo el bloque.

«Rebajar la protección del lobo es una maniobra partidista disfrazada de política pública: ignora la ciencia, alimenta la división y pone en peligro uno de los mayores éxitos de conservación de Europa. En un momento en el que debemos reforzar la naturaleza de Europa, nuestra mejor aliada contra las crisis climática, de biodiversidad y de contaminación, algunos responsables políticos están malgastando tiempo y energía en librar guerras contra nuestras frágiles especies y ecosistemas. Los líderes europeos deben cumplir con su deber para con la ciudadanía defendiendo la naturaleza, no sacrificándola en aras de intereses políticos», afirma una coalición de ONG formada por WWF EU, BirdLife Europe, ClientEarth y la European Environmental Bureau (EEB).

El giro de 180 grados de la UE comenzó en septiembre de 2023, cuando la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, pidió rebajar la protección de la especie tras la muerte de su poni, Dolly, supuestamente por un ataque de lobos. En diciembre de 2023, la Comisión Europea propuso rebajar la categoría de la especie en el Convenio de Berna. Solo un año antes, la UE había rechazado la misma propuesta, en aquel momento impulsada por Suiza, por carecer de base científica.

Desde el punto de vista de la conservación, la decisión puede echar por tierra décadas de avances. Si bien la protección estricta en virtud de la Directiva Hábitats ha permitido la recuperación de las poblaciones de lobos, su situación sigue siendo frágil en la mayor parte de Europa. La decisión concede a los Estados miembros una mayor flexibilidad en la gestión de las poblaciones de lobos, aunque seguirán obligados a mantener a la especie en un Estado de Conservación Favorable.

Debilitar la Directiva Hábitats socava una de las herramientas más eficaces de la UE para preservar la biodiversidad: una ley eficaz para restaurar las poblaciones de especies, proteger los ecosistemas, y ayudar a salvaguardar el patrimonio natural de Europa.
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