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Informe anual sobre la Regulación Financiera Sostenible
El documento analiza 38 países en las regiones de América, Europa, Medio Oriente, África y Asia-Pacífico, incluyendo la mayoría de los miembros y observadores del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea. En conjunto, representan más del 90% del PIB mundial, el 80% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero y 11 de los 17 países más ricos en biodiversidad.
Los resultados de nuestra evaluación indican que, si bien los bancos centrales y los supervisores bancarios están desarrollando su estrategia y comenzando a tomar medidas concretas para abordar los riesgos climáticos, los riesgos ambientales y sociales están significativamente menos cubiertos.
“El progreso alcanzado por los bancos centrales, los reguladores bancarios y los supervisores es alentador. Necesitamos acelerar esos esfuerzos para abordar los desafíos ambientales y sociales que enfrentamos si se quieren cumplir los compromisos del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, dijo Margaret Kuhlow, Líder de Finanzas de WWF. “La pérdida de la naturaleza es una amenaza tan significativa como el cambio climático, y las dos están interrelacionadas. No podemos resolver una sin abordar la otra".
La regulación y las expectativas de supervisión están iniciando su implementación a nivel mundial, el 35 % de los bancos centrales y supervisores evaluados exigen a los bancos que desarrollen y/o fortalezcan sus prácticas de gestión de riesgos climáticos, ambientales y/o sociales. Algunos de los principales ejemplos incluyen el Banco Central Europeo y la Autoridad Monetaria de Singapur emitiendo nuevas directrices de gestión de riesgos climáticos y ambientales, así como el Banco Central do Brasil fortaleciendo su regulación existente para la gestión de riesgos, cubriendo un espectro más amplio de riesgos ambientales y sociales.
Hay también una notable aceleración en la elaboración de estudios para comprender mejor y cuantificar la exposición de los bancos a los riesgos asociados con el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, así como en el desarrollo de taxonomías para definir actividades "sostenibles". Sin embargo, persiste la falta de evidencia de acciones regulatorias específicas en implementación o herramientas de supervisión para asegurar el cumplimiento de las reglas y expectativas promulgadas para salvaguardar al sistema financiero de los riesgos climáticos y otros más amplios como los riesgos ambientales y sociales.
Desde la perspectiva de los bancos centrales, las consideraciones ambientales y sociales aún no están completamente integradas en las medidas clave de política monetaria, tales como la compra de activos, los marcos de garantía o los programas de refinanciamiento. Solo el 22 % de los principales bancos centrales cuentan con algunas de estas medidas y ninguno de ellos cumple plenamente los indicadores relacionados del marco SUSREG. Aunque se observan mayores avances en las reservas de divisas y en la gestión general de la cartera, un mejor uso de estas medidas clave garantizaría que los bancos centrales incluyan los riesgos ambientales y sociales y no retrasen la transición hacia una economía más sostenible.
En el caso del Banco de España, descatamos como buena práctica el documento de expectativas sobre los riesgos derivados del cambio climático y del deterioro medioambiental dirigido a los bancos bajo su supervisión directa publicado en octubre de 2020, y la ley española de Cambio Climático y Transición Energética (Ley 7/2021), en la actualidad el único texto de los países analizados que ordena formalmente a los bancos que establezcan y publiquen objetivos específicos de descarbonización alineados con el Acuerdo de París para sus carteras de préstamos e inversiones, con una fecha límite fijada en 2023.
Sin embargo, al igual que el resto de los bancos centrales, debe concretar acciones específicas y emplear todas las herramientas de supervisión que estén a su alcance para evaluar la exposición de los bancos a los riesgos ambientales y sociales, teniendo en cuenta los riesgos físicos del cambio climático y también los riesgos relacionados con la naturaleza, como la pérdida de biodiversidad.
Hacer frente a los desafíos derivados del cambio climático y de la pérdida de biodiversidad implica una transformación profunda del sistema financiero, que considere los riesgos ambientales y sociales de forma sistémica, a la vez que se impulsa una transición ordenada y justa hacia una economía baja en carbono, resiliente y sostenible.
Según Lennys Rivera, técnica del Programa de Clima y Energía de WWF España: “Desde WWF instamos a los bancos centrales y supervisores a adoptar una postura pública firme sobre la necesidad de responder a los desafíos ambientales y sociales. Esto respaldaría acciones más ambiciosas por parte de los gobiernos y enviaría las señales adecuadas a las instituciones financieras”. “En esta década que es crítica para la acción, la intervención ambiciosa y la coordinación internacional serán la clave del éxito”añade Rivera.
Actualizaremos la evaluación en la plataforma electrónica SUSREG Tracker dos veces al año y elaboraremos informes anuales para evidenciar el progreso realizado, destacando las buenas prácticas y en dónde se requieren mejoras.
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Informe de la Regulación Financiera Sostenible y actividades de los bancos centrales (SUSREG)