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Los riesgos e impactos de la pérdida de la naturaleza tienen importantes consecuencias para las personas, la economía y la estabilidad financiera, y pueden incrementar los impactos del cambio climático, pero no están siendo considerados suficientemente por los bancos centrales y supervisores del sector financiero.
En este documento, realizado por WWF junto con el Laboratorio de Finanzas Sostenibles (SFL) de Países Bajos se plantea la necesidad de que los bancos centrales y supervisores financieros adopten una visión integrada de los riesgos climáticos y los relacionados con la naturaleza, y ofrece soluciones prácticas para abordarlo.
La COP29, ya conocida como “la Cumbre de las Finanzas Climáticas”, supone una oportunidad para adoptar un Nuevo Objetivo Cuantificado Colectivo que aumente sustancialmente la financiación pública con el fin de mitigar la crisis climática, impulsar la adaptación, así como frenar las pérdidas y daños en los países en desarrollo. Además, esta Cumbre debe suponer un antes y un después para que las instituciones financieras -tanto públicas como privadas- se comprometan firmemente con el despliegue de capital destinado a la financiación climática.
Los riesgos e impactos de la pérdida de la naturaleza tienen importantes consecuencias para las personas, la economía y la estabilidad financiera. Sin embargo, el último SUSREG Tracker 2024 publicado en octubre por WWF muestra que estos riesgos tienden a ser subestimados y no se contemplan de forma integrada junto a los riesgos climáticos por los por los bancos centrales y supervisores del sector financiero. Existe una importante brecha entre las inversiones perjudiciales - como los pagos directos, los incentivos fiscales y las subvenciones que agravan la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas - estimadas en casi 7 billones de dólares al año, y las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza que ascienden tan solo a 200 000 millones de dólares.
El informe “Encontrar un camino con la naturaleza” va un paso más allá del diagnóstico y ofrece directrices para pasar a la acción. Para ello, parte de la premisa de que los bancos centrales y supervisores financieros, considerando sus mandatos pueden adoptar un enfoque preventivo y proactivo, y marcar la diferencia y liderar la transición hacia una economía con cero emisiones netas y positiva para la naturaleza, de la que depende la estabilidad financiera global.
Para WWF, el reto está en pasar de la concienciación y el compromiso a la implementación de políticas y acciones concretas para gestionar los riesgos relacionados con la naturaleza. Así, en el informe se identifican los principales retos, herramientas disponibles y se propone una agenda a corto, medio y largo plazo con soluciones. El objetivo es que, en los próximos cinco años, los bancos centrales y los supervisores financieros contribuyan a revertir el rumbo de la pérdida de la naturaleza, que amenaza cada vez más la estabilidad financiera mundial.
Entre las medidas propuestas de aquí a 2030, destacan: adoptar un enfoque integrado de clima y biodiversidad, promover una perspectiva de precaución y proactividad antes de que sea demasiado tarde, abordar primero las actividades perjudiciales para el medio ambiente -como la extracción de combustibles fósiles, la deforestación o los plaguicidas- y exigir mayores consecuencias como complementos de capital. Además, WWF anima a estos actores a liderar con el ejemplo y publicar sus planes de transición, que incluyan un vínculo directo entre la pérdida de biodiversidad y el cambio climático.
La COP29, ya conocida como “la Cumbre de las Finanzas Climáticas”, supone una oportunidad para adoptar un Nuevo Objetivo Cuantificado Colectivo que aumente sustancialmente la financiación pública con el fin de mitigar la crisis climática, impulsar la adaptación, así como frenar las pérdidas y daños en los países en desarrollo. Además, esta Cumbre debe suponer un antes y un después para que las instituciones financieras -tanto públicas como privadas- se comprometan firmemente con el despliegue de capital destinado a la financiación climática.
Los riesgos e impactos de la pérdida de la naturaleza tienen importantes consecuencias para las personas, la economía y la estabilidad financiera. Sin embargo, el último SUSREG Tracker 2024 publicado en octubre por WWF muestra que estos riesgos tienden a ser subestimados y no se contemplan de forma integrada junto a los riesgos climáticos por los por los bancos centrales y supervisores del sector financiero. Existe una importante brecha entre las inversiones perjudiciales - como los pagos directos, los incentivos fiscales y las subvenciones que agravan la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas - estimadas en casi 7 billones de dólares al año, y las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza que ascienden tan solo a 200 000 millones de dólares.
El informe “Encontrar un camino con la naturaleza” va un paso más allá del diagnóstico y ofrece directrices para pasar a la acción. Para ello, parte de la premisa de que los bancos centrales y supervisores financieros, considerando sus mandatos pueden adoptar un enfoque preventivo y proactivo, y marcar la diferencia y liderar la transición hacia una economía con cero emisiones netas y positiva para la naturaleza, de la que depende la estabilidad financiera global.
Para WWF, el reto está en pasar de la concienciación y el compromiso a la implementación de políticas y acciones concretas para gestionar los riesgos relacionados con la naturaleza. Así, en el informe se identifican los principales retos, herramientas disponibles y se propone una agenda a corto, medio y largo plazo con soluciones. El objetivo es que, en los próximos cinco años, los bancos centrales y los supervisores financieros contribuyan a revertir el rumbo de la pérdida de la naturaleza, que amenaza cada vez más la estabilidad financiera mundial.
Entre las medidas propuestas de aquí a 2030, destacan: adoptar un enfoque integrado de clima y biodiversidad, promover una perspectiva de precaución y proactividad antes de que sea demasiado tarde, abordar primero las actividades perjudiciales para el medio ambiente -como la extracción de combustibles fósiles, la deforestación o los plaguicidas- y exigir mayores consecuencias como complementos de capital. Además, WWF anima a estos actores a liderar con el ejemplo y publicar sus planes de transición, que incluyan un vínculo directo entre la pérdida de biodiversidad y el cambio climático.
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Informe Encontrar un camino con la naturaleza