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Lennys Rivera, experta en finanzas sostenibles en WWF España

Publicado el 7 de octubre de 2022

El ritmo actual de pérdida de naturaleza podría costar a la economía mundial 2,7 billones de dólares anuales de aquí a 2030. Además, hasta 24 billones de dólares en activos podrían estar en riesgo por el calentamiento de 2,5ºC. De esta forma, si el calentamiento global no disminuye, podría crearse un mundo “no asegurable” debido a los riesgos e impactos climáticos.

La doble crisis de pérdida de biodiversidad y cambio climático tambalea la estabilidad financiera.

La economía global y el sistema financiero están profundamente arraigados en la naturaleza: dependen de un clima estable y ecosistemas saludables. Sin embargo, está en marcha una doble crisis de pérdida de biodiversidad y de cambio climático que plantea riesgos significativos para la estabilidad financiera y de precios en el futuro.

Los bancos centrales y los supervisores financieros tienen un importante rol que desempeñar para proteger al sector financiero y la economía de estos riesgos, más aún en un contexto de recuperación económica tras la Covid19 y de guerra en Ucrania que implica una mayor urgencia  de actuar para impulsar una transformación económica ambiental y socialmente justa.

El ritmo actual de pérdida de naturaleza podría costar a la economía mundial 2,7 billones de dólares anuales de aquí a 2030. Además, hasta 24 billones de dólares en activos podrían estar en riesgo por el calentamiento de 2,5ºC. De esta forma, si el calentamiento global no disminuye, podría crearse un mundo “no asegurable” debido a los riesgos e impactos climáticos.

Los impactos ambientales de hoy generan los riesgos de mañana y, por tanto, está en el mandato de los bancos centrales y los reguladores financieros tomar medidas de precaución. La reunión de ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales que tendrá lugar en Washington, los próximos 13 y 14 de octubre, representa una oportunidad clave para que los países traduzcan sus compromisos en acciones concretas. 

La urgencia de ir más allá de la divulgación relacionada con el clima

A pesar de que los bancos centrales y reguladores del G7 y G20 han reconocido su compromiso de integrar y gestionar los riesgos financieros relacionados con el clima y la biodiversidad en sus procesos de toma de decisiones, hasta ahora estos esfuerzos solo se han concentrado en el incremento de los requisitos de divulgación principalmente relacionados con el clima. Una mayor divulgación es un paso muy importante, pero por sí sola no es suficiente para impulsar la transformación que se necesita.  

​​Si bien los riesgos se van materializando rápidamente, las divulgaciones están tardando en implementarse de manera efectiva: según el Banco Central Europeo (BCE), solo el 15% de los bancos divulgan actualmente las emisiones de CO2, y en el caso de los riesgos de la pérdida de biodiversidad y la contaminación la mayoría de las entidades siguen sin tener en cuenta estos factores (sólo el 6% de los bancos revelan análisis mínimos del impacto medioambiental de sus carteras, por ejemplo, de la huella del agua o de la biodiversidad).

A pesar de esta creciente evidencia de los riesgos del cambio climático y de la pérdida de biodiversidad, los bancos, las aseguradoras, los administradores de activos y otras instituciones financieras continúan invirtiendo y suscribiendo actividades que están impulsando esta doble crisis y exponiendo ampliamente al sector financiero a graves riesgos futuros. Esto exige una respuesta contundente y urgente por parte de los bancos centrales y los supervisores.

Durante la crisis financiera mundial de 2007-2009 y la pandemia de la Covid19, los bancos centrales y los supervisores han actuado rápidamente, con la información existente, utilizando todas las herramientas e instrumentos disponibles en ese momento.  Ante la crisis climática y de pérdida de biodiversidad se necesita el mismo enfoque, actuar urgentemente con la información y herramientas disponibles.

Un llamado a la acción de los bancos centrales y supervisores financieros 


El pasado 7 de septiembre, WWF y más de 90 organizaciones, ONG, grupos de reflexión y líderes de opinión realizaron un llamamiento conjunto a los bancos centrales y a los supervisores financieros a nivel mundial para que utilicen todas las herramientas disponibles para hacer frente a la importante inestabilidad financiera y de precios provocada por la pérdida de biodiversidad y el calentamiento global, reconociendo los riesgos financieros que generan. 

Este documento, suscrito por organizaciones como la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Oficina Europea de Medio Ambiente, Finanzas para la Naturaleza (antes Finanzas para la Biodiversidad), el Natural Resources Defense Council (NRDC) y la New Economics Foundation, establece medidas para que los bancos centrales y los supervisores financieros limiten los impactos ambientales y climáticos, se protejan contra los riesgos futuros y utilicen su papel de modeladores del mercado para influir en un cambio más amplio. 

Los firmantes de este llamamiento conjunto instan a los bancos centrales y a los supervisores financieros a: 

Adoptar medidas para asegurar una “naturaleza en positivo” para 2030, limitar el calentamiento global a 1,5 ºC y lograr emisiones netas cero para 2050 como pilares clave de sus mandatos.

Fomentar la transformación económica garantizando que las políticas monetarias y los instrumentos de regulación financiera reflejen mejor el coste económico y dejen de invertir en actividades económicas, empresas y subsectores que se consideran perjudiciales para el medio ambiente. 

Exigir a todas las instituciones financieras reguladas que publiquen planes de transición creíbles para la biodiversidad y el cambio climático.

Los bancos centrales y supervisores financieros pueden contribuir sustancialmente si tratan el cambio climático y la pérdida de biodiversidad como una doble crisis y activan todos los instrumentos de política monetaria y regulación financiera disponibles, incluidos los requisitos de capital, los planes de transición obligatorios y las pruebas de resistencia climática y de naturaleza, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y restaurar la biodiversidad.

Tanto la cumbre del G20 de los ministros de finanzas y gobernadores de los bancos centrales que se realizará en octubre, como las reuniones de la COP 27 de la ONU sobre el Cambio Climático y la COP 15 sobre el Convenio sobre la Diversidad Biológica, representan una oportunidad para intensificar la acción.

Consulta el documento

Llamamiento a los bancos centrales y a los supervisores financieros a nivel mundial para que utilicen todas las herramientas disponibles para hacer frente a la importante inestabilidad financiera y de precios provocada por la pérdida de biodiversidad y el calentamiento global.

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