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Solo podemos comer carne y otros productos de origen animal en los niveles que nuestro planeta es capaz de soportar, es decir, solo si se producen de manera sostenible; de lo contrario, estaríamos arriesgando el futuro.
La cantidad que comemos hoy y cómo producimos esos alimentos no es bueno ni para nosotros ni para el planeta. Mientras 800 millones de personas pasan hambre, más de dos mil millones sufren sobrepeso.
Una dieta poco equilibrada es la principal causa de enfermedades de origen no contagioso.
La forma en que producimos alimentos está degradando rápidamente nuestro planeta, siendo la causa del 70 % de la pérdida de biodiversidad en la tierra y el 50 % en el agua dulce, y responsable de alrededor del 30 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Debes saber que algunos alimentos son peores que otros.
Por lo general, los alimentos de origen animal tienen un mayor impacto en la naturaleza que el cultivo de frutas o vegetales. La producción de carne, lácteos y mariscos puede ser muy dañina.
Este mayor impacto ambiental de la carne es debido a la emisión de metano del ganado a través de su proceso digestivo (la llamada fermentación entérica) pero, sobre todo, porque la mayoría de esta carne proviene del ganado alimentado con cultivos. Es decir, la huella ambiental de la producción de carne no son solo los recursos utilizados para el ganado en sí, sino también los que se han utilizado para producir su alimento, como es el caso del pienso que ha alimentado a ese ganado.
Hileras de cultivo de soja. Cerrado, Brasil. © Peter Caton / WWF-Reino Unido
Especialmente preocupante es el ganado criado de manera intensiva
Estos animales se alimentan de soja y cereal, cuya producción está impulsando la transformación de lugares naturales como las Grandes Llanuras de América del Norte y el Cerrado brasileño, que antaño eran frondosos bosques. Esta tarnsformación de la tierra en cultivos para producir pienso destruye la biodiversidad y aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero.
En definitiva, debemos modificar nuestros hábitos de alimentación
La ciencia ha demostrado que el consumo de carne en exceso, así como el de alimentos muy procesados y azúcares refinados, puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, cáncer y diabetes, mientras que comer frutas, verduras y otros vegetales la salud de las personas.
Si bien todo lo anterior es cierto, también es importante reconocer que el consumo moderado de alimentos de origen animal puede ser parte de una dieta sana y equilibrada. De hecho, hay lugares en el mundo en los que la carne es una fuente vital de nutrientes que no están disponibles en otros alimentos que puedan resulten accesibles a la población.
La salud ambiental también depende de que prevengamos este consumo excesivo. Es así de simple: no es posible producir el volumen de carne que se consume actualmente sin dañar el planeta.
También es necesario tener en cuenta que ciertos métodos de producción ganadera, por ejemplo, un pastoreo extensivo, puede tener un impacto positivo en el medio ambiente. Las investigaciones concluyen que el ganado criado en pastos naturales bien manejados (a diferencia de los bosques que han sido talados para dar paso al ganado) puede aumentar la cantidad de carbono almacenado en el suelo y contribuir a un ecosistema de pastizales biológicamente rico.
La ganadería como elemento integrado en las tierras de cultivo fertiliza naturalmente la tierra, reduciendo la necesidad de la aplicación de fertilizantes sintéticos.
Los alimentos producidos de manera respetuosa con un ecosistema son beneficiosos para todos. Por ejemplo, algunos ganaderos y pastores aportan seguridad alimentaria y están mejorando los medios de subsistencia locales, al mismo tiempo que cuidan las tierras.
Para pensar cuál debe ser la dieta del futuro, merece la pena adelantarse y pensar que para alimentar a miles de millones de personas serán necesarios una enorme cantidad de recursos naturales.
La producción de alimentos puede transformarse en “positiva para la naturaleza” utilizando ecosistemas regenerativos, sin embargo, la variedad de alimentos y una producción más sostenible son parte necesaria de la solución.
Mercado del agricultor del centenario, Thimpu, Bután. © James Morgan/ WWF-EE. UU.
El camino a seguir
A nivel mundial, necesitamos consumir carne y otros alimentos de origen animal a unos niveles ajustados a lo que el planeta puede producir de manera sostenible.
Por lo tanto, hay que reducir la cantidad de carne y alimentos de origen animal que se consumen actualmente a nivel global. Sin embargo no existe una solución única válida para todos.
Lo que cada persona haga debería estar en línea con su cultura, tradiciones culinarias, huella ambiental y perfil de salud. En algunos lugares, las cantidades que se consumen actualmente van mucho más allá de lo que es saludable. En otros, el consumo de carne debería aumentarse para ayudar a alcanzar los objetivos de salud y nutrición.
La ciencia es clara en cuanto a que podemos seguir disfrutando de un poco de carne como parte de una dieta saludable y sostenible, pero debemos aprender a equilibrar el consumo de carnes con los límites ambientales que la Tierra nos impone. Si no lo hacemos, será imposible salvaguardar la salud humana y, por supuesto, la salud de nuestro único hogar compartido: nuestro planeta.
Dependemos de la naturaleza para alimentarnos, hidratarnos, obtener medicinas y mucho más y, sin embargo, la estamos llevando a un punto sin retorno
Podemos revertir la pérdida de naturaleza produciendo y consumiendo de una manera más sostenible y no desperdiciando comida, por ejemplo
Frenar el cambio climático o la extinción de las especies. Está en nuestras manos colaborar y ser parte de las soluciones para cuidar nuestro planeta.
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