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Usar el fuego contra el fuego: las quemas prescritas

Eduard Plana Bach, Jefe del Área de Política Forestal y Gobernanza Ambiental del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña. Miembro fundador de la Fundación de Ecología del Fuego y Gestión de Incendios Pau Costa Alcubierre.
 


La quema prescrita puede definirse como el uso controlado del fuego para reducir la vegetación bajo unas condiciones específicas que permiten fijar la intensidad de fuego y la cantidad de combustible vegetal a eliminar según un objetivo propuesto. Son utilizadas, por ejemplo, para favorecer determinados hábitats y la biodiversidad asociada, eliminar formaciones arbustivas de forma selectiva para reducir el riesgo de avalanchas o reducir las cargas de combustible forestal para la prevención de incendios forestales. Su carácter prescrito y técnico las diferencia de las quemas controladas usadas tradicionalmente en entornos rurales para la recuperación de pastos o la eliminación de restos de vegetación agrícola.

En muchas regiones del mundo, el cada vez mayor conocimiento de la ecología del fuego de la vegetación está permitiendo la incorporación de las quemas prescritas como herramienta para prevenir los incendios forestales de alta intensidad en épocas de mayor riesgo. En ningún caso se plantea su aplicación generalizada, ya que determinados ecosistemas y valores ambientales y sociales del monte pueden ser incompatibles con las mismas.
 
¿Por qué la quema prescrita supone una oportunidad para la prevención de incendios? ¿bajo qué condiciones?

Las quemas prescritas pueden facilitar el control del combustible forestal desde una perspectiva coste-eficiente, reduciendo los costes frente al desbroce mecánico. A su vez, son utilizadas como actividad formativa aportando un mayor conocimiento sobre el comportamiento del fuego que puede ser utilizado en las tareas de extinción de incendios y en el uso del contrafuego.

Su ejecución se lleva a cabo tras planificar las condiciones meteorológicas y de combustible más apropiadas, lo que se denomina ventana de prescripción, para cumplir los objetivos propuestos y cuentan con una evaluación y seguimiento de los resultados en el marco de un programa de quemas. El ejecutor de la quema prescrita debe tener el conocimiento y experiencia adecuada, y la seguridad del personal y las infraestructuras son siempre una prioridad. En el estado de Florida, por ejemplo, los propietarios forestales pueden ejecutar directamente las quemas tras obtener la formación adecuada y a través de un sistema de alertas que contempla las condiciones ambientales (humedad y calendario fenológico de la vegetación) y la dirección de los vientos para que el humo provocado no afecte la red viaria.
 
¿Qué otros beneficios ambientales ofrece? ¿Cuál es su importancia social?

Desde un punto de vista ecológico las quemas prescritas son compatibles con la mayoría de los ecosistemas mediterráneos y reintroducen en el monte el efecto de la perturbación natural “fuego” sobre la vegetación. Más allá de la prevención de incendios, las quemas tienen efectos beneficiosos sobre la salud y vitalidad de los montes al recuperar una distribución de los estratos de la vegetación más equilibrada. En ocasiones permiten recuperar determinados hábitats y mejorar la biodiversidad. Los efectos visuales son rápidamente mitigados con el rebrote herbáceo y mejoran aspectos estéticos y de accesibilidad de los montes.



Desde un punto de vista social, en zonas rurales permiten reducir conflictos sobre el uso del fuego como herramienta tradicional para favorecer los pastos o la caza mayor. Hacia la sociedad en general tienen un efecto pedagógico significativo, al permitir “explicar” el papel del fuego como perturbación natural de los ecosistemas.

Es preciso trasladar a la opinión pública la necesidad de avanzar hacia paisajes forestales más resistentes a los incendios de alta intensidad, que representan la mayor parte de la superficie quemada cada año con un gran impacto ecológico, social y económico.  
 
¿Qué criterios deben considerarse para garantizar la eficacia de las quemas, la seguridad de los operarios y evitar que se convierta en un incendio?

Las quemas prescritas deben desarrollarse en el marco social, legal y técnico adecuado. El grado de aceptación social del fuego y los  aspectos fundamentales de salud humana (afectación del humo y calidad del aire) y de seguridad de las personas (aplicación de zonas de seguridad y apoyo de medios de extinción terrestres) son factores fundamentales a tener en cuenta. Además, el conocimiento preciso del comportamiento del fuego así como de la ecología del fuego de las especies forestales afectadas es elemental. Habitualmente se apoyan en una normativa específica que define las competencias, responsabilidades y medios necesarios para su ejecución. La administración participa, con carácter general, en su gestión a través de la ejecución directa o regulando el uso de las mismas.   
 
¿Con qué limitaciones se enfrenta actualmente para su desarrollo?

Algunas de las principales limitaciones en el uso de las quemas prescritas son:
  • Las dificultades de ejecución, especialmente en entornos rurales/forestales con una gran interfaz urbana (viviendas e infraestructuras en contacto con la trama forestal) que dificulta garantizar la seguridad de las personas.
  • La poca aceptación social del fuego como herramienta de gestión del combustible, ya sea por las molestias que genera, por desconocimiento, o a raíz de las campañas de prevención de incendios forestales que solo recogen la faceta negativa del fuego.
  • La poca aceptación entre propietarios forestales privados, poco habituados a esta técnica de prevención de incendios.
  • La animadversión que genera entre algunos grupos de opinión, lo que no facilita el apoyo administrativo necesario.
  • La falta de capacidad o conocimiento técnico para su correcta implementación en el terreno. 
¿Cuál es su escenario futuro con las políticas actuales?

Con el entrenamiento y la formación adecuada es posible ir más allá con la integración del fuego en los ecosistemas mediterráneos para prevenir los grandes incendios forestales. El cada vez mayor reconocimiento del papel del fuego en los ecosistemas, así como el alcance limitado de los medios de extinción frente a incendios de alta intensidad, está permitiendo avanzar sobre la necesidad de actuar sobre las cargas de combustible a escala de paisaje. El uso tradicional de las quemas controladas en muchas zonas rurales ofrece un marco idóneo para la aplicación del fuego prescrito con criterios y objetivos técnicos avalados por la administración. El uso del fuego prescrito, así como la gestión de fuegos naturales de forma controlada que queman en baja intensidad (por ejemplo en primavera u otoño), ofrecen nuevas perspectivas para la prevención de los grandes incendios en España.
 
¿Cómo podría fomentarse su desarrollo? ¿Alguna petición concreta prioritaria?

Cada territorio debe adecuar el desarrollo de las quemas prescritas como herramienta de gestión del combustible a sus capacidades técnicas, formativas, legales y, evidentemente, ecosistémicas. Un consenso amplio de los grupos de opinión sobre el uso de las quemas prescritas facilitaría un mayor reconocimiento social y político del fuego como elemento natural de los bosques mediterráneos, y promover el uso del fuego “bueno” para prevenir el fuego “malo” que genera grandes incendios incontrolados que superan la capacidad de los medios de extinción, ponen en peligro vidas humanas y afectan la calidad de los ecosistemas y paisajes forestales, a veces, de forma irreversible.
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