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Valoración a la propuesta de medidas del Gobierno en la lucha contra los incendios forestales

Aplaudimos la medida adoptada por el Gobierno en el Consejo de Ministros del 1 de agosto de ampliar la capacidad de respuesta frente incendios forestales durante todo el año. Sin embargo, es necesario pasar de un modelo basado en actuaciones puntuales y mantenimiento de infraestructuras como pistas, cortafuegos o puntos de agua, a poner en valor usos forestales y agrarios en extensivo en las zonas rurales para crear un territorio agroforestal resiliente a los incendio.

Los montes españoles arden cada año en pequeños incendios, pero cada vez con más frecuencia se dan las condiciones perfectas para que se produzcan crisis incendiarias inabordables, con importantes daños ambientales y económicos y un serio riesgo de las vidas humanas, tal y como estamos viviendo en las últimas semanas.

Sin embargo, existe pleno consenso técnico y científico de que el problema de los incendios forestales ha variado y que se necesita un cambio de enfoque en las políticas de gestión de incendios. Llevamos años demandando un incremento en la inversión en prevención y pasar el paso de un modelo  principalmente basado en actuaciones puntuales y mantenimiento de infraestructuras como pistas, cortafuegos o puntos de agua (que se ha demostrado que son insuficientes para frenar el avance de los grandes incendios forestales), a poner en valor usos forestales y agrarios en extensivo en las zonas rurales para crear un territorio agroforestal resiliente a los incendios forestales. Este cambio de modelo, además de disminuir la frecuencia y la intensidad de los incendios, contribuye a otro gran reto como es la lucha contra la despoblación. Lo pedíamos ya en nuestro informe del año pasado, “Paisajes cortafuegos".

Por ello, es necesario desarrollar y aprobar una Estrategia Estatal de Gestión Integral de Incendios, basándose en las Orientaciones Estratégicas para la Gestión de Incendios aprobada el pasado 28 de julio, para su aplicación real en el territorio. Esta estrategia debe implicar y coordinar a todas las políticas sectoriales y dotarse de las herramientas necesarias: cronograma, presupuesto, indicadores y forma de seguimiento.

Por otro lado, se han mencionado que se va a elaborar una herramienta de zonificación de incendios forestales que esperamos que sirva para abordar definitivamente el manejo del riesgo de incendio y que permita identificar, caracterizar y cartografiar de forma conjunta y consensuada las zonas de alto riesgo de incendio (ZAR).

Así mismo, nos parece muy acertado establecer un catálogo mínimo de prohibiciones en ciertas actividades cuando el índice de riesgo de incendios sea muy alto. No podemos olvidar que detrás del 95 % de los incendios está la mano del ser humano y sufrimos alrededor de 10 .500 siniestros anuales.

En relación con las actuaciones de restauración post incendio, es una oportunidad para promover paisajes más adaptados al fuego, pero es imprescindible que se evalúen los riesgos y daños generados por los Grandes Incendios Forestales (GIF, donde arden 500 hectáreas o más) y se promuevan proyectos de restauración en las zonas que sea necesario y viable, priorizando la conservación del suelo, apostando por los bosques autóctonos, mixtos e irregulares y potenciando su multifuncionalidad. Estrategias que potencien un paisaje en mosaico, integrando zonas agrícolas o de pastos que rompan las grandes continuidades de combustible, definidas en un marco de ordenación territorial estratégico y planificado. Crear un paisaje estable, diverso y rentable es el mejor cortafuegos contra los incendios. Y para ello debemos recuperar actividades tradicionales, que fijan población, como el pastoreo en extensivo. Lo desarrollamos más en nuestro informe anual de 2022, “Pastoreo contra incendios”.
 
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