What would you like to search for?

Adaptacion a los efectos extremos del cambio climático

Presentamos nuestra batería de medidas para prevenir futuras inundaciones en nuestro país

En el informe advertimos de que hay que trabajar en dos pilares. Por un lado, en reducir la vulnerabilidad de nuestro territorio ante las inundaciones y, por otro, en mitigar la peligrosidad de estas avenidas.

Se cumple un mes desde la trágica DANA que asoló nuestro país. Nos solidarizamos con las víctimas de la catástrofe, que ha dejado tras de sí 229 personas fallecidas y 5 desaparecidos, según últimos datos del gobierno.

Es clave invertir en prevención y en sentar unas buenas bases para los planes de reconstrucción que reflejen las lecciones extraídas de esta catástrofe y este documento quiere responder a esta necesidad para para evitar que se vuelva a producir un desastre de semejante magnitud. 

Las trágicas consecuencias de esta última DANA son un ejemplo claro de los estragos causados por la combinación de tres factores: un fenómeno meteorológico extremo, la expansión urbanística descontrolada y la ocupación de zonas inundables naturales. Un cóctel que ha convertido un fenómeno natural y recurrente en el Mediterráneo, la gota fría, en una catástrofe social y económica. Por tanto, es fundamental abordar cuanto antes los impactos del cambio climático sobre las personas y la naturaleza, ya que las inundaciones y las sequías meteorológicas serán más frecuentes en los próximos años.
 
Resumidamente: una adaptación eficaz, una ordenación del territorio adecuada y una buena gestión de cauces y riberas se evitarían pérdidas de vidas humanas y los daños materiales en el futuro serían menores.

En el informe advertimos de que hay que trabajar en dos pilares. Por un lado, en reducir la vulnerabilidad de nuestro territorio ante las inundaciones y, por otro, en mitigar la peligrosidad de estas avenidas.

I. Medidas para reducir la vulnerabilidad del territorio y las personas:

Frente a las inundaciones más extremas, hay que poner en práctica una serie de medidas para reducir la vulnerabilidad frente a este riesgo creciente mediante planes de ordenación urbana y territorial adaptados a los efectos adversos de la crisis climática, junto a otras soluciones. Entre las propuestas destacan:
  1. Impulsar una planificación y gestión integral del territorio a escala paisaje: ordenar el territorio para evitar catástrofes naturales, pero la inversión es imprescindible.
  2. Recuperar el espacio fluvial: Las autoridades deben desarrollar acciones para restaurar los espacios naturales fluviales, favoreciendo la infiltración del agua en el suelo, dando espacio controlado a la crecida y reduciendo la velocidad de la escorrentía para prevenir daños mayores.
  3. Desarrollar sistemas de drenaje sostenible: Se pueden hacer mejoras en espacios naturales y urbanos para ayudar a “retener y filtrar” el agua con el fin de reducir la escorrentía superficial.
  4. Impulsar modelos de desarrollo rural que incorporen y mitiguen los riesgos climáticos: Promover modelos agrícolas y ganaderos adaptados a los efectos adversos de la crisis climática. Hay que priorizar las prácticas agroecológicas para mejorar la capacidad de infiltración y retención de agua en el suelo.
  5. Establecer planes y directrices de protección civil adaptadas a estos fenómenos extremos: Es crucial anticiparse a los daños a través de medidas preventivas, formación de las autoridades, concienciación ciudadana y protocolos de actuación claros.
  6. Incorporar criterios de diseño y edificación adaptados a inundaciones: Las autoridades locales deben adaptar sus normativas a los riesgos de inundación actuales en espacios fluviales y valorar la exposición de edificaciones y residentes para reforzar o derribar construcciones vulnerables. También hay que reforzar la protección en algunos casos, mientras que en otros será necesario reubicar a la población adecuadamente para evitar daños futuros. 
  7. Establecer protocolos de actuación para entidades privadas: Las empresas situadas en zonas de riesgo deben establecer protocolos de emergencia. No hay que olvidar que la anticipación y la formación previenen pérdidas económicas e, incluso, de vidas humanas.
  8. Tomar conciencia del riesgo y aprender de lo ocurrido: Los municipios deben informar a los vecinos sobre el riesgo real, las recomendaciones de autoprotección y las pautas de comportamiento, derivadas del aprendizaje de episodios anteriores.


II. Medidas para reducir la peligrosidad de una inundación

  1. Diseñar y mantener adecuadamente medidas estructurales, diques, motas, encauzamientos, puentes y pasos subterráneos: Las medidas estructurales deben diseñarse con criterios técnicos y teniendo en cuenta el contexto territorial para evitar efectos no deseados. Es crucial mantener las medidas de defensa en zonas urbanas e infraestructuras para gestionar el riesgo de inundaciones. La coordinación entre las planificaciones territoriales es esencial para evitar problemas.
  2. Gestionar correctamente los dispositivos de apertura en los embalses de la cuenca: La capacidad de laminar embalses aguas arriba en función del nivel y de la capacidad total puede ayudar a absorber agua durante las lluvias, pero es fundamental una gestión coordinada para prevenir daños mayores como consecuencia de una inundación.
  3. Campañas de información y protocolos de gestión de emergencia adaptadas a estos fenómenos extremos: Las entidades locales, la seguridad del Estado y Protección Civil deben coordinarse para reducir el daño a la población y a los equipamientos municipales mediante medidas preventivas, información y restricciones de movilidad.
En este video infográfico te explicamos de una manera sencilla cómo la alteración de la naturaleza puede empeoror los riesgos de inundaciones y cómo usándola a nuestro favor, logramos todo lo contrario, evitar lo peor de las catástrofes. 

Criterios para la reconstrucción de Valencia de WWF

En cuanto a la reconstrucción, es fundamental plantear actuaciones de reconstrucción en un contexto territorial amplio, a escala de paisaje, que incluya diferentes subcuencas desde su origen hasta el Mediterráneo.

Debemos promover la restauración de zonas verdes permeables, tanto en nuestras ciudades como en los ecosistemas naturales degradados. El objetivo, favorecer que el agua se infiltre y circule más lentamente. También tenemos que recuperar espacios fluviales donde los cauces puedan desbordarse, sin producir daños a las personas y actividades económicas.

Igualmente, es necesario asegurar las infraestructuras urbanas, reconstruir con materiales permeables y remodelar las vías de comunicación. También es necesario ampliar el conocimiento y promover una cultura del riesgo entre la ciudadanía.

La naturaleza es nuestra aliada en la lucha contra el cambio climático

Por último, esta catástrofe ha sido una clara advertencia de la naturaleza que refuerza aún más el mensaje sobre la importancia de proteger los ecosistemas y la urgencia de actuar de forma contundente frente a la emergencia climática que ya es presente.

Hay que abandonar los combustibles fósiles, responsables del 75 % de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. De hecho, para seguir dentro de un escenario que limite el incremento medio de la temperatura a 1,5 ºC, se debe priorizar el ahorro energético y el despliegue de las energías renovables de forma urgente.
 

Leer la publicación

Cómo adaptarnos a los efectos extremos del cambio climático: inundaciones y sequías”

Ayúdanos a difundir este mensaje