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La Amazonía registró más de 50 000 focos de incendios en 2024

Con el aumento de los incendios en las últimas semanas, los llamados “ríos voladores” que transportan la humedad de la selva amazónica a otras regiones del continente, se han transformado en un inmenso flujo de humo que puede verse incluso desde el espacio.

Con la Amazonía asolada por una sequía extrema, los incendios forestales están fuera de control en la región, produciendo una nube de humo sobre vastas áreas del bioma, que a lo largo del mes de agosto se extendió a otros lugares del país, a miles de kilómetros de distancia, llegando al menos a 11 estados.

Después de un gran incremento en la cantidad de focos de incendios en el mes de julio, la situación ha empeorado aún más en la Amazonía a lo largo de agosto. Solo en agosto, se registraron 28 697 focos de incendios en el bioma. La cifra representa un aumento del 83 % en comparación con el mismo período de 2023, cuando se registraron 15.710 focos de incendios, y es un 38 % superior a la media de los 10 años anteriores (2014 a 2023). Los datos son del Programa Queimadas, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales del Brasil (INPE).

Por lo tanto, ya son 53 620 los incendios registrados en 2024, un 80 % más en comparación con el mismo periodo de 2023, cuando se registraron 29.826. El número de incendios entre principios de enero y el 27 de agosto de 2024 es el más alto para este periodo desde el 2010.

A lo largo del mes de agosto, más del 80 % de los incendios en la Amazonía se concentraron en los estados de Pará (36 %), Amazonas (29 %) y Mato Grosso (16 %).
 

Impactos de los incendios en Amazonía sobre el planeta

Lo más preocupante de los incendios es que sus impactos tienen efectos a corto y largo plazo, alimentando el ciclo de la emergencia climática. La vegetación actúa como un importante amortiguador de la temperatura de la Tierra, convirtiendo parte de la radiación solar en carbono fijado que podemos encontrar en los troncos y las hojas de los árboles, por ejemplo. Los incendios liberan instantáneamente esta energía almacenada en forma de calor. Al mismo tiempo, las partículas en la atmósfera ayudan a retener este calor, lo que se refleja en la sensación de asfixia que se siente en varias ciudades de Brasil en este momento. Finalmente, después de que el humo se disipa, las áreas quemadas pierden la capacidad de captar parte de la radiación solar a través de la fotosíntesis, lo que eleva la temperatura y, a mediano y largo plazo, pone en peligro la capacidad de capturar carbono de la atmósfera, lo que podría ser realizado sin costo adicional por una vegetación fisiológicamente sana”, añadió la experta.

¿Qué son los ríos voladores?


Los "ríos voladores" son parte de un sistema climático que opera en Suramérica y consisten en impresionantes corredores atmosféricos que transportan agua. Son formados por masas de aire sobre la Amazonía que contienen vapor de agua, que son impulsadas por vientos al este de la Cordillera de los Andes. De esta forma, recorren más de tres mil kilómetros sobre otras zonas del continente, donde originan las lluvias. Sin embargo, con los incendios forestales fuera de control en la Amazonía, además de vapor de agua, ahora los "ríos voladores" también transportan partículas suspendidas en la atmósfera, produciendo enormes flujos de humo.

Los satélites del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) revelaron que el 22 de agosto, el humo de los incendios en la Amazonía -sumado al de los incendios en el Pantanal y Bolivia - ya ha alcanzado 11 estados. Además de Amazonas, Rondônia, Pará y Acre, en la región amazónica, también se vieron afectados Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Santa Catarina, Rio Grande do Sul, el oeste de Paraná y partes de Minas Gerais y São Paulo.

Un análisis de datos satelitales reveló que entre el 8 y el 18 de agosto, las nubes de humo se concentraron en vastas áreas de la Amazonía, abarcando el centro sur del estado de Amazonas (especialmente en los municipios de Lábrea, Humaitá, Apuí, Carauari, llegando incluso hasta Manaus), el norte del estado de Rondônia (entre Porto Velho y Ariquemes) y el suroeste de Pará (especialmente en Três Pinheiros, Castelos dos Sonhos y São Félix do Xingu).

Los datos fueron tomados del sensor de aerosoles del satélite Sentinel. La medición de aerosoles en la atmósfera indica la presencia de humo o polvo , y se utiliza tradicionalmente para rastrear la evolución de eventos como incendios y erupciones volcánicas.

La acción humana: sequía y deforestación tras estos incendios forestales

La sequía extrema que afecta al bioma desde 2023 es una combinación de un fenómeno de El Niño intenso con el cambio climático y las acciones humanas, especialmente la deforestación acumulada en la región, por la cual ya se ha perdido más del 18 % de la cobertura forestal, reduciendo la capacidad de la Amazonía para producir lluvia y humedad.


La región donde se concentra el humo que detectamos en agosto coincide con la zona denominada Arco de Deforestación, que incluye el norte de Rondônia, el sur de Amazonas y el suroeste de Pará. Esto indica que, además del cambio climático y El Niño, los cambios en el uso de la tierra realizados por el ser humano cumplen un rol central en el aumento de los incendios.

Cuando se analizan las imágenes satelitales con más detalle, según Helga, es posible ver que la mayor emisión de humo coincide con las áreas donde hay carreteras, como las BR 163, 230 y 319. Las áreas del bioma amazónico donde se observó un gran aumento de temperatura en agosto corresponden a estos lugares donde hay carreteras, como si fuera una "cicatriz" de nuestro modelo de desarrollo. Donde hay carreteras, también hay ciudades y, por lo tanto, además de los impactos del fuego en el medio ambiente, el humo producido por los incendios también tiene un gran impacto sobre la salud humana.

El 22 de agosto, el Gobierno Federal anunció que concentrará sus acciones de lucha contra los incendios en la Amazonía en los 21 municipios responsables de más de la mitad de los focos de incendios. El gobierno ha creado una sala de situación para monitorear la sequía en un esfuerzo por combatir el uso indebido del fuego y mitigar los efectos de la sequía extrema.

Hasta la fecha, el Gobierno Federal ha liberado más de 11 millones de reales (aproximadamente 2 millones de dólares) para acciones de defensa civil en la Amazonía, además de reconocer la situación de emergencia en decenas de municipios afectados por la sequía.

Pantanal 

En el Pantanal, se registraron 3 845 focos de incendios entre el 1ero y el 27 de agosto de 2024, según datos del Programa Queimadas del INPE. La cifra representa un aumento del 3707 % en comparación con los 101 focos de incendios registrados en el mismo período de 2023. El valor es 200 % superior a la media registrada en los 10 años anteriores (2014 a 2023), que es de 1283 focos de incendio. En lo que va de año, entre el 1 de enero y el 27 de agosto, el bioma ya registró 8 601 incendios, un incremento de más del 2100 % en comparación con los 388 incendios registrados en el mismo período de 2023. El valor es el segundo más alto de la serie histórica que comenzó en 1998, detrás de los 8 783 incendios registrados en el mismo período de 2020, año en el que los incendios forestales fuera de control alcanzaron más del 30% de la superficie del bioma.

Según el Gobierno Federal, todos los incendios detectados en el Pantanal entre mayo y julio fueron provocados por la acción humana. De los 7.618 incendios registrados entre el 1 de enero y el 18 de agosto, más del 52% ocurrieron en el municipio de Corumbá, en Mato Grosso do Sul.

En el mismo período, la superficie quemada en el Pantanal osciló entre 1,3 millones de hectáreas y 1,8 millones de hectáreas, lo que corresponde a un porcentaje del 8,5% al ​​12,2% de la extensión del bioma. De este total, el 78,1% de los incendios ocurrieron en áreas privadas, el 14,5% en Tierras Indígenas y el 7,4% en otras áreas protegidas.

El Cerrado

En el Cerrado, entre principios de enero y el 27 de agosto, se registraron 15 190 focos de incendios. La cifra representa un aumento del 127 % en comparación con el mismo período de 2023, cuando se registraron 6687 focos de incendios, según el INPE.

Los incendios en el Cerrado en los primeros 27 días de agosto de 2024 se concentraron en los estados de Mato Grosso (31 %), Tocantins (13 %), Maranhão (12 %), São Paulo (12 %) y Mato Grosso do Sul (10 %).
En lo que va de año, el Cerrado ha registrado 35.882 focos de incendios. Entre el 1ero de enero y el 27 de agosto, el bioma sólo tuvo un mayor número de incendios en 2012, 2010 y 2007.

La situación en el Cerrado es preocupante. Datos de MapBiomas indican que desde 1985, el bioma perdió 380.000 km², una superficie mayor que Alemania. Además de las acciones gubernamentales, es urgente un mayor compromiso del sector productivo, ya que gran parte de la deforestación y los incendios forestales provienen de áreas privadas. Para él, las acciones de conservación y otras iniciativas de preservación forestal necesitan un enfoque sistémico, ya que los biomas están conectados. No tiene sentido proteger la Amazonía y destruir el Cerrado; los beneficios de los bosques no funcionan de forma fragmentada.
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