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Portada informe sobre modernización regadío

La modernización de regadíos no ahorra agua y empeora la sequía

Falsas expectativas de uso sostenible del agua en las cuencas mediante la modernización del regadío

¿Qué pasa con la modernización de los regadíos?

El objetivo político y técnico teórico de la modernización de regadíos ha sido la consecución de supuestos ahorros de agua aumentando la eficiencia en los sistemas de riego. Sin embargo, la realidad demostrada por la ciencia da al traste con dicha pretensión, ya que el aumento de eficiencia en el regadío consume más agua debido al denominado “efecto rebote”.

En la mayoría de ocasiones, se atiende a otros intereses políticos y económicos asociados a la cofinanciación de los proyectos, ya que la modernización de regadíos supone a su vez un aumento en la producción y mejora la renta del regante. En definitiva, es lo que permitiría la activación y cofinanciación de las inversiones. Pero no da cabida al ahorro de agua.

Además, contrarrestar este efecto necesita una adecuada y estricta reducción del agua suministrada, algo que no se está haciendo por parte de las autoridades del agua que no la controlan.

¿En qué se ha empleado el agua supuestamente ahorrada de las modernizaciones?

Se ha destinado a los riegos y superficies en déficit, a extender las dobles cosechas, utilizar cultivos más intensivos y productivos; pero no en ahorro de agua para las cuencas hidrográficas.

Por ejemplo, desde 2004 se invirtieron en España más de 3.800 millones de euros destinados a la modernización de regadíos, que se consiguieron de la UE para el supuesto ahorro de agua. Pero los datos sobre superficie regada en España publicados por el MAPA indican que se ha producido un incremento constante desde hace más de una década (hasta el 11%), al pasar de 3.367.486 hectáreas, en 2002, a 3.605.121 hectáreas en 2014.

¿Dónde está el engaño y qué consecuencias tiene?

Por eso, la modernización de regadíos no puede plantearse como medio para conseguir los objetivos ambientales y de cambio climático, como pretenden el Plan Estratégico de la Política Agraria Común (PEPAC), ni en los Programas de Medidas para alcanzar el buen estado de las masas de agua que contienen los Planes Hidrológicos de cuenca.

Además, la modernización de regadíos disminuye su resiliencia frente al impacto del cambio climático (reducción de precipitación, aumento de las temperaturas y alargamiento de la estación estival), porque el aumento de la eficiencia del regadío incrementa la demanda de agua del cultivo (lo hace más “sediento”) tras la modernización.

¿Qué alternativas existen a la modernización de regadíos?

Como alternativa a la modernización de los regadíos consumidores de más agua, solicitamos que se implementen auténticas medidas de reducción de la demanda en los Planes Hidrológicos y en la aplicación de la Política Agraria Común.

A las autoridades agrarias exigimos:

  1. Extender el riego deficitario controlado en cultivos leñosos,
  2. Universalizar el asesoramiento al regante, para capacitarle en el ajuste del agua de riego y la fertilización según las necesidades hídricas de las plantas y los recursos disponibles.
  3. Reducción de la producción agraria gracias a la mejora de la rentabilidad asociada a la calidad de los productos y la capacidad de organizar y planificar las cosechas con el fin de ajustar la oferta a las demandas reales de los mercados.A las autoridades del agua exigimos:
  4. Reducción sistemática a la baja de las concesiones de los regadíos ya modernizados, teniendo en cuenta las perspectivas del cambio climático.
  5. Evitar que el ahorro potencial se dedique a vender agua a otros usuarios o a intensificar el regadío.
  6. Seguimiento del consumo real de los cultivos y la cantidad y calidad del agua de los retornos de riego.

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Falsas expectativas de uso sostenible del agua en las cuencas mediante la modernización del regadío

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