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Restaurar ecosistemas es prevenir los incendios forestales del futuro
Cuando la extinción no puede con todo

Las actuales políticas de lucha contra los incendios forestales basadas exclusivamente en priorizar avanzados dispositivos de extinción, ignorando los efectos del calentamiento global y la acumulación de combustibles a escala de paisaje.  

El énfasis puesto en la eficacia de la extinción resuelve el problema a corto plazo, apagando la gran mayoría de los incendios, pero cuando se da la inevitable confluencia de condiciones meteorológicas extremas y acumulación de combustible a escala en el monte se generan incendios de extraordinaria intensidad, fuera de capacidad de extinción  

La extinción de incendios debe seguir desempeñando un papel clave en la protección de vidas y asentamientos humanos. Para ello deben contar con los recursos adecuados, personal bien capacitado y la debida coordinación con el resto de operativos de protección civil. Sin embargo, ha quedado demostrado que el enfoque no funciona con las actuales tendencias del clima y el contexto de abandono rural y forestal.

Dependiendo del contexto, este cambio de política no necesariamente equivale a una disminución en el esfuerzo de extinción de incendios, sino a un enfoque e inversión en prevención. Esto permitirá reducir los gastos de extinción de incendios en el futuro a medida que los paisajes, las estructuras y las personas sean más resistentes al fuego. 

Soluciones a los incendios forestales

1. Impulsar una verdadera política de prevención a escala de paisaje:

La prevención no puede limitarse a cortafuegos, pistas o tratamientos puntuales, sino que debe orientarse a adaptar el territorio para hacerlo menos inflamable y más resiliente. Esto implica diversificar los paisajes forestales, romper la homogeneidad, introducir manejos que reduzcan la continuidad del combustible y fomentar modelos de mosaico agroforestal con usos productivos y conservación simultáneamente. 

El gran problema por resolver es el paisaje heredado. Los incendios, dentro de la fatalidad, pueden suponer un punto de inflexión para generar paisajes menos inflamables y evitar que vuelvan a quemarse dentro de 20 o 30 años. La búsqueda de territorios más resistentes y perseguir recuperar el tradicional paisaje en mosaico, que incluya la apertura de pequeños pastizales, la creación de cortafuegos naturales, la sustitución de especies, como eucalipto o pino, en plantaciones abandonadas por otras más adaptadas al nuevo clima o diversificar las masas protectoras compuestas por una única especie son el camino. 


2. Aprobar un marco regulatorio integral y coherente:

Actualmente, las normas de prevención de incendios son parciales y parcheadas. Proponemos aprobar el Real Decreto en tramitación sobre criterios comunes para la prevención y gestión de incendios, garantizando que incluya:

  • Identificación de Zonas de Alto Riesgo de Incendios (ZARI) con planes específicos de prevención.
  • Un censo de parcelas forestales abandonadas y mecanismos para gestionarlas.
  • Regulación clara del uso de quemas prescritas como herramienta de gestión.
  • Criterios comunes de seguimiento, indicadores y presupuestos asegurados.

3. Reforzar la rentabilidad y los usos tradicionales del monte

Sin un tejido económico y social en el medio rural no habrá gestión forestal por lo que proponemos:

  • Reorientar las ayudas de la PAC hacia modelos agroforestales resilientes y ganadería extensiva.
  • Aprobar una Estrategia Estatal de Ganadería Extensiva que permita recuperar el pastoreo como herramienta de gestión de combustible.
  • Favorecer cadenas de valor para productos forestales sostenibles (madera, corcho, resina, biomasa) que hagan viable económicamente el aprovechamiento.

4. Establecer incentivos fiscales y financieros

Desarrollar una fiscalidad verde basada en el principio de “quien conserva recibe”:

  • Deducciones del 20 % en inversiones de gestión forestal sostenible, ampliables al 40 % en montes protectores.
  • Pago por servicios ambientales a propietarios y comunidades que mantengan bosques ordenados y resilientes.
  • Movilizar fondos europeos (FEADER, Next Generation, FEDER) de forma estratégica, asegurando que se destinen a las zonas de mayor riesgo y con visión de largo plazo.

5. Diseñar una política de Estado para el futuro del medio rural

La despoblación y el abandono de usos tradicionales son factores estructurales. Proponemos: 

  • Actualizar la Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural.
  • Crear una fiscalidad diferenciada rural y mecanismos de garantía que faciliten empleo digno y servicios básicos.
  • Potenciar la inversión público-privada en proyectos rurales sostenibles, generando oportunidades económicas ligadas al territorio.

6. Generar cultura de riesgo y conexión social con el bosque

Buena parte de la sociedad urbana tiene una visión estática del bosque (“no se toca”), lo que dificulta la prevención. Por ello, se plantea:

  • Programas de educación ambiental en escuelas y comunidades para explicar el papel de la gestión activa.
  • Planes de autoprotección obligatorios en municipios en interfaz urbano-forestal.
  • Campañas de sensibilización para recuperar el vínculo entre sociedad y territorio rural.

7. Integrar mitigación climática con prevención

La crisis climática multiplica los incendios extremos. WWF insiste en que, sin reducción de emisiones y medidas de mitigación, la adaptación será insuficiente. Por ello, las políticas forestales deben coordinarse con los planes climáticos nacionales y europeos, priorizando bosques diversos, maduros y resilientes frente a sequías y olas de calor.

¿Qué puedes hacer tú para combatir los incendios en España?
Firma para pedirle a la Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que apruebe una Estrategia Estatal de Gestión Integral de Incendios que ponga la prevención en primer plano y que la dote de los recursos necesarios para su aplicación.
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