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¿Por qué existe un Día Mundial del Medio ambiente?
En 1974, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaraba el día 5 de junio el Día Mundial del Medio Ambiente. ¿Por qué ese día? El origen de esta celebración lo tenemos que buscar en la Conferencia de Estocolmo de 1972 (la Cumbre de la Tierra), cuando por primera vez se hablaba en una Cumbre sobre temas ambientales y se tomaban las primeras decisiones para conservarlo.
Cada año, la ONU cambia el lema y temática de este día. En 2021, la protagonista será la restauración.
Cada día cuenta. Cada Accíón cuenta.
La resturación es una práctica habitual desde hace décadas en nuestro trabajo. En WWF sabemos que ya no es suficiente con conservar, es necesario restaurar ecosistemas dañados o degradados. En estos años hemos:
- Propuesto la eliminación de obstáculos en los ríos para liberarlos y restaurar sus cauces y flujos naturales.
- Cultivado en viveros propios plantas autóctonas para la restauración ecológica en zonas de alto valor natural (Alto Tajo, Hoces del Riaza, Parque Regional del Sureste, Refugio de Rapaces de Montejo…).
- Desde el año 2000, hemos restaurado decenas de lugares en toda España (bosques incendiados; charcas para anfibios; humedales; riberas y bosques riparios) gracias al trabajo de cuadrillas profesionales, a la colaboración de personas voluntarias y de la Red de Grupos de WWF y al apoyo de entidades privadas.
- Hemos definido los principales corredores ecológicos y los lugares prioritarios para la restauración ecológica que permita mantener la conectividad de la Red Natura 2000 y también corredores para la biodiversidad en zonas de alto impacto del cultivo intensivo, como el de las fresas en Doñana.
- Hemos analizado cuáles son los tipos de bosques menos abundantes en España y qué pasos se deben seguir para incrementar su recuperación.
- Así como trabajos de recuperación de hábitats para especies en peligro de extinción, como el lince ibérico, y de su presa principal, el conejo.
La Asamblea General de Naciones Unidas ha declarado la presente década 2021-2030 como la Década de la Restauración de Ecosistemas a raíz de una propuesta de acción de más de 70 países.
Esta década se extenderá desde 2021 hasta 2030, fecha límite para los objetivos de Desarrollo Sostenible y la línea de tiempo que los científicos han identificado como la última oportunidad para prevenir un cambio climático catastrófico y que debe suponer un importante impulso a la restauración de los ecosistemas que ayude a revertir la pérdida de biodiversidad.
El 75% de la superficie terrestre no cubierta de hielo ha sido transformada por el ser humano, desde inicios de la revolución industrial. Un cambio sin precedentes en la historia. Esta degradación de la naturaleza ha crecido exponencialmente desde los años 70, debido a la intensificación de la agricultura, la ganadería, las malas prácticas de explotación forestal, el desarrollo de cultivos forestales, la construcción de infraestructuras, la expansión urbanística y otros usos intensivos del territorio.
El Informe Planeta Vivo 2020 de WWF señala que la tendencia poblacional media de las poblaciones de vertebrados ha disminuido un 68% (un 84% en las poblaciones de especies de agua dulce) desde 1970 a 2016. |
Esta degradación y conversión de ecosistemas, además de a la naturaleza, está afectando de forma muy negativa tanto a la calidad de vida como al bienestar humano. Así mismo, no podemos olvidar el impacto económico de esta degradación (the Economics of Ecosystems and Biodiversity ha estimado que la degradación de los sistemas naturales supone entre 2 y 5 billones de dólares/año).
¿Por qué un objetivo de restauración del 15% a escala europea?
La degradación del Planeta es de tal magnitud que conservar ya no es suficiente, es necesario restaurar ecosistemas dañados o degradaos.
La naturaleza y el clima de Europa necesitan un "salvavidas", y la restauración debe ser una de las piezas fundamentales. La Comisión Europea debe proponer un objetivo para restaurar, al menos, el 15% de la superficie marina y terrestre para 2030.
Restaurar el 15% de los ecosistemas degradados en los lugares adecuados puede prevenir el 60 % de las extinciones de especies previstas.
Ya sabemos que necesitamos restaurar, al menos, un 15% de ecosistemas marinos y terrestres, pero es importante señalar que hay que dirigir los esfuerzos de restauración de manera planificada. Se debe priorizar la restauración de zonas que contribuyan a cumplir los objetivos de conservación de hábitats y especies, así como la restauración de procesos ecológicos y servicios ambientales como la prevención de inundaciones, filtración de agua, conectividad o captación de CO2. Atendiendo a estos criterios, los tipos de ecosistemas con más necesidad de ser restaurados son bosques, humedales, hábitats fluviales, zonas costeras y determinadas áreas del paisaje agrario.
Con motivo del Día Mundial del Medio ambiente, el 5 de junio, hemos buscado cinco ejemplos de estos ecosistemas clave donde trabajamos, espacios naturales de alto valor ecológico que además son el hábitat, y con ello el hogar, de especies emblemáticas de nuestro país.

El Espacio Natural de Doñana consiste en un mosaico de ecosistemas de alto valor natural (marismas, pastizales, cotos, pinares, sabinares, alcornocales, lagunas, dunas y ambientes de ribera) que albergan una biodiversidad única en Europa, y que es "la casa" de nuestro emblemático lince ibérico

Las Tablas de Daimiel representan uno de los últimos ecosistema denominados “tablas fluviales”. Se encuentra ubicado en Ciudad Real, a caballo entre los municipios de Daimiel y Villarrubia de los Ojos. La formación de Las Tablas se debe a la confluencia de dos ríos de distinta naturaleza: el Cigüela, estacional y salobre, y el Guadiana, que aportaba aguas dulces de forma permanente. Estas aguas superficiales, favorecidas por la escasez de pendiente en el terreno, se encontraban también sustentadas por las aguas subterráneas del acuífero 23.
Esta zona húmeda representa el área de invernada (descanso durante los viajes migratorios y nidificación) de una gran variedad de aves acuáticas: pato colorado, somormujo lavanco, ánade real, garza real... La flora se caracteriza por plantas acuáticas como la masiega, el carrizo o la enea, siendo los únicos árboles presentes los tarayes.
En colaboración con el Parque Nacional, WWF participa en la recuperación de un mosaico de diferentes tipos de formaciones vegetales para incrementar la biodiversidad del Parque. Todo ello mediante la plantación de bosquetes de vegetación autóctona en antiguos cultivos agrícolas o con la recuperación de dehesas, setos o pequeñas manchas relictas de quejigar. Desde 2011 trabajamos en 283 hectáreas la introduciendo 55.000 plantones de especies autóctonas.

El Parque Regional del Sureste se encuentra en la Comunidad de Madrid, en torno a los cursos de los ríos Manzanares y Jarama. Su territorio pertenece a 16 términos municipales de la Comunidad de Madrid a lo largo de más de 31.000 hectáreas. Se trata de un medio altamente humanizado -núcleos urbanos, polígonos industriales, grandes infraestructuras, cultivos agrícolas intensivos y una actividad minera muy elevada (graveras), y sin embargo, conviven con aspectos muy singulares de la vida silvestre. En el medio acuático del Parque Regional del Sureste -los valles fluviales de los ríos Jarama, Manzanares y Henares y las lagunas artificiales generadas por la actividad extractiva- confluyen un gran número de aves que buscan refugio, alimentación, nidificación y cría.
Desde 2011, WWF colabora con el Parque para regenerar el bosque de ribera del río Jarama. Se han recuperado 15 hectáreas de bosque de ribera con unos 9.000 plantones de especies autóctonas (como álamo blanco (Populus alba), fresno (Fraxinus angustifolia), majuelo (Crataegus monogyna), taray (Tamarix sp), rosal (Rosa canina) o zarzamora (Rubus ulmifolius)).

Eso pasó tras el incendio forestal de Cortes de Pallás (Valencia 2012), que afectó a una superficie total de 29.752 hectáreas. La continuidad de la vegetación y la alta carga de combustible hizo que este incendio fuese imposible de controlar.
La zona afectada, es de alto valor ecológico (que se refleja en una gran cantidad de figuras de protección -LIC, ZEPA, Paraje Natural Municipal y Microreserva y numerosos Hábitats de Interés Comunitario-). Los pinares, carrascales y las formaciones mixtas entre ambas son las masas arboladas más comunes en la zona, pero la alta recurrencia de incendios está llevando al territorio a una rápida sustitución de arboles por matorrales y herbazales.
Por tanto, los trabajos de restauración ecológica se centran en la elaboración de proyectos de restauración de ecosistemas forestales que atenúen los efectos de este tipo de incendios. WWF, en colaboración con la Generalitat Valenciana, participa en la recuperación de este espacio. Se han desarrollado acciones pioneras como: El diseño de un método que ha permitido identificar zonas prioritarias de restauración ecológica a través de la incorporación de la opinión de las personas que están vinculadas el territorio. Se han garantizado las buenas prácticas en restauración gracias a la aplicación de los “Estándares de WWF de certificación de proyectos de restauración de ecosistemas forestales”. Además, en los próximos 5 años se van a recuperar 125 hectáreas de bosque autóctono.

La fiebre por la desecación de zonas húmedas y marismas al principio del siglo XX ha conllevado a la reducción de la superficie de más del 60% de los humedales costeros. Los motivos han sido la creencia de que los humedales son zonas insalubres y que quien desecaba una tierra pasaba automáticamente a su propiedad y podía cultivarla (Ley Cambó de 1918).
La marisma del Adventus pertenece a los llanos mareales del estuario del Guadalquivir y está encasillada entre el Parque Natural de Doñana y el Parque Nacional de Doñana. Su extensión abarca dos municipios de Cádiz: Trebujena y Sanlúcar de Barrameda con más de 8.300 hectáreas.
El estuario del Guadalquivir está gravemente amenazado, entre otras cosas, por la presa de Alcalá, por la impermeabilidad del río, por el cambio climático y la subida del nivel del mar, por las constantes amenazas de dragados por parte de la Autoridad del Puerto y por la pérdida/ausencia de llanos mareales y, por tanto, la pérdida de producción primaria, de peces, aves, anfibios y todos los servicios ecosistémicos que conlleva. Su regeneración es una de las grandes prioridades de WWF. Desde el año 2018, WWF España está trabajando por su recuperación y restauración, además de luchar activamente contra todas estas amenazas.
La marisma del Adventus, a pesar de estar drenada y cortada de toda influencia mareal, alberga una grandiosa biodiversidad, es zona de reproducción de las últimas parejas de cerceta pardilla del estuario, de las únicas gangas ibéricas de Cádiz, su vegetación de almajos y salicornias sigue sobreviviendo, su único caño posee un gran número de anguilas y la marisma da alimento a números incalculables de insectos (odonatos, mariposas de Macaón, polinizadores…).
Hoy en día existe un amplio consenso en que ya no es posible mantener la biodiversidad del planeta en un nivel aceptable exclusivamente mediante la conservación selectiva de zonas prioritarias. Además de aumentar los esfuerzos de protección y conservación y cambiar nuestra forma de producir y consumir energía y alimentos, necesitamos restaurar hábitats y procesos ecológicos
La restauración ecológica ha sido reconocida por múltiples sectores (científicos, técnicos, administrativos y sociales) como una herramienta fundamental para revertir la degradación generalizada de los ecosistemas y garantizar el suministro de bienes y servicios ecosistémicos, así como aumentar la resiliencia de los ecosistemas y seres vivos al cambio climático.
Tiene un papel es activador, pues inicia o acelera procesos que facilitan la recuperación del ecosistema, teniendo en cuenta su propia capacidad de estabilización y autorregulación a corto, medio y largo plazo.
La restauración ecológica y otras soluciones basadas en la naturaleza pueden ayudar a alcanzar un tercio de la mitigación necesaria para 2030 y mantener el Planeta por debajo de los 1,5ºC de aumento de la temperatura, a la vez que se contribuye a la adaptación al cambio climático. Además, contribuye a todos y cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible incluyendo la eliminación del hambre y la pobreza. Conecta las agendas de desarrollo, clima y medio ambiente y contribuye a alcanzar acuerdos internacionales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París, el objetivo para neutralizar la degradación de los ecosistemas de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y los futuros objetivos post 2020 del nuevo marco de biodiversidad global del Convenio de Diversidad Biológica que se acordarán en Kunming en octubre de este año.
Por todo lo anterior, la restauración ecológica cobra una importancia crucial durante esta década y el éxito en la consecución de los objetivos de restauración en los diferentes países marcará enormemente la forma en que revertimos nuestro impacto sobre la naturaleza, recuperamos servicios ecosistémicos y ponemos freno a la destrucción de nuestra biodiversidad y paisajes, al mismo tiempo que nos adaptamos a las consecuencias del cambio climático.
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