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Recordamos la necesidad de tomar medidas urgentes de adaptación al cambio climático para prevenir daños en el futuro

La combinación de un fenómeno meteorológico extremo, la expansión urbanística descontrolada y la ocupación de zonas inundables naturales han vuelto a convertir un fenómeno natural y recurrente en el Mediterráneo en una catástrofe social y económica.

Las consecuencias trágicas de la DANA vivida en nuestro país son una muestra de que los efectos de los fenómenos climatológicos cada vez son más extremos. Los impactos del cambio climático ya están aquí y, junto al incremento de las temperaturas, su incertidumbre y gravedad seguirán en aumento. Sin embargo, recordamos que con una adaptación eficaz a esta amenaza, una ordenación del territorio adecuada y una buena gestión de nuestros cauces y riberas se podrían evitar pérdidas de vidas humanas y minimizar los daños materiales en el futuro.

Esta última DANA es un ejemplo más de los impactos cada vez más devastadores a los que nos está llevando el caos climático. 

Este triste episodio es la prueba de que el cambio climático es una amenaza global con profundas consecuencias locales.

Independientemente de la zona en que habiten, todos los ciudadanos son víctimas potenciales del cambio climático y que lo ocurrido demuestra que los problemas ambientales se pueden transformar de forma súbita en emergencias sociales.

Las claves para entender las consecuencias de la DANA

En la actualidad, más de 4 millones de personas viven en zonas inundables en España. Eso supone que nuestro país es mucho más vulnerable que hace 50 años al haber desarrollado su tejido territorial obviando esta amenaza. De hecho, muchas zonas propias del espacio fluvial natural, un área en la que los ríos se desbordan y se mueven de forma natural, han sido ocupadas no solo por importantes desarrollos urbanísticos, sino también por actividades económicas, infraestructuras viarias y de comunicaciones.

Asimismo, los efectos producidos por las lluvias torrenciales son un triste recordatorio de que el cambio climático es una realidad que ya está aquí y que, al menos hasta finales de siglo, el calentamiento global que ya hemos alcanzado es irreversible. 

No en vano, a medida que aumenta la temperatura, se incrementan también los impactos del cambio climático que ya estamos sufriendo en nuestro país: olas de calor, muchas semanas consecutivas sin precipitaciones e inundaciones por lluvias torrenciales que se disparan por el aumento de temperatura del mar.

Por tanto, hay que adaptarse cuanto antes porque, a medida que el clima se va haciendo más extremo, la incertidumbre y la gravedad de sus impactos crece. De ahí que sea capital frenar el incremento de temperaturas para evitar que los impactos vayan a más.

No superar el 1,5º C reduciría de forma significativa los daños y pérdidas estimados para las personas y los ecosistemas,


Es clave limitar el incremento medio de temperaturas a 1,5º C con respecto a niveles preindustriales, ya que esto reduciría de forma significativa los daños y pérdidas estimados para las personas y los ecosistemas, comparado con niveles de calentamiento superiores. Frenar el incremento de temperatura a 1,5 ºC supone el escenario climático menos desfavorable de los que todavía están a nuestro alcance. No obstante, en estos momentos ya hemos alcanzado un incremento medio de temperatura de 1,2 ºC, y nos dirigimos a un incremento de 3º C a finales de siglo. 

¿Cómo podemos prepararnos para nuevos efectos extremos del cambio climático?

La adaptación a la emergencia climática contribuye a reducir los impactos previstos con el aumento medio de las temperaturas. Las soluciones basadas en la naturaleza son las mejores aliadas en este caso, ya que favorecen una mejor adaptación a los impactos, al tiempo que contribuyen a frenar el aumento de las temperaturas. 

En cuanto a las inundaciones más extremas: con una adaptación eficaz, una ordenación del territorio adecuada y una buena gestión de cauces y riberas, podemos evitar los efectos más graves de pérdidas de vidas humanas, así como los daños materiales.Igualmente, hay que poner en práctica medidas para reducir la vulnerabilidad frente a este riesgo creciente a través de planes de ordenación urbana adaptados a los efectos del cambio climático. De hecho, hay usos compatibles con una inundación, como, por ejemplo, un parque y otros que deben protegerse, como un hospital. De igual forma, se pueden poner en marcha acciones para recuperar el espacio natural fluvial con proyectos de restauración ecológica. El objetivo es crear la mayor superficie posible de llanuras de inundación libres de viviendas, o centros públicos, para que los impactos negativos de estos fenómenos sean menores, al reducir la velocidad del agua y la profundidad que alcanza el agua en una inundación: los factores más letales.

Sin dejar de lado soluciones como los planes de protección civil actualizados que se anticipen al momento en el que se pueden producir daños. Por ejemplo, ordenando el cierre de carreteras o el cese temporal de actividades que estén expuestas en caso de que llegue la inundación con un tiempo prudencial suficiente. 

Mitigar el cambio climático: abandonar los combustibles fósiles:


Por último, para mitigar el cambio climático y evitar que sigan aumentando las temperaturas, es clave abandonar los combustibles fósiles de forma urgente. Los combustibles fósiles son responsables de más del 75 % de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. Por tanto, son los principales causantes del cambio climático que atravesamos en la actualidad. Para estar en línea con un escenario que limite el incremento medio de la temperatura global a 1,5 ºC, es necesario priorizar el ahorro energético y el despliegue urgente de las energías renovables.

Según Sergio Bonati, experto del programa de clima y energía: “Con la COP29 en Azerbaiyán a punto de comenzar, esta nueva catástrofe en Valencia es una advertencia de la naturaleza que refuerza aún más nuestro mensaje sobre la importancia vital de proteger los ecosistemas y la máxima urgencia de actuar de forma contundente frente al cambio climático”. Y subraya: “Debemos recordar que la transición energética, si bien debe realizarse de forma rápida para limitar el incremento medio de las temperaturas a 1,5 ºC, debe ser justa con las personas y compatible con la biodiversidad”. 
 
DANA VALENCIA_noviembre 2024© Brais Lorenzo
© Brais Lorenzo
DANA VALENCIA_noviembre 2024© Brais Lorenzo
DANA valencia _ octubre 2024 _ inundaciones
© Creative Commons
DANA valencia _ octubre 2024 _ inundaciones
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