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Las lluvias torrenciales no van a resolver la sequía hidrológica que padecemos. La escasez de agua no es un fenómeno natural, sino el resultado de una mala gestión del agua durante años
La sequía dispara los costes económicos y la pérdida de miles de hectáreas cultivos
Ante ello, pedimos un giro radical hacia una gestión del agua adaptada a la crisis climática y de biodiversidad en la que estamos inmersos.
Las intensas precipitaciones en muchas zonas de la Península Ibérica tras el paso de la DANA pueden dar la falsa impresión de que hemos dejado atrás la sequía y el tórrido verano. Sin embargo, estas lluvias no resuelven la sequía hidrológica que padecemos. La escasez de agua no es un fenómeno natural, sino el resultado de una mala gestión del agua durante años.
La preocupación por la falta de lluvias se extiende también al campo El informe alerta de que durante las dos últimas décadas (2000-2021) la sequía ha afectado, en promedio, a 62 000 km2 de tierras de cultivo en Europa, una superficie equivalente al doble de Bélgica.
Esta situación genera un grave perjuicio económico; se estima que las sequías en Europa causan hasta 9 billones de euros de daños económicos al año. Y lo peor es que en un escenario donde las temperaturas aumenten 1.5 ºC por el cambio climático, los costes se dispararían hasta los 25 billones de euros anuales.
En Europa consumimos demasiada agua, en particular, para el riego de cultivos industrializados que, en España, se beben casi el 80% de los recursos hídricos. Esto hace de nuestro país uno de los territorios europeos con mayor sobreexplotación de sus aguas, y de los más afectados por estrés hídrico.
El estudio se centra en cuatro casos emblemáticos en Francia (Mignon), España (Doñana), los Países Bajos (reserva Pchelina) y Bulgaria (Holtingerverld) que sufren cada vez más la falta de agua debido a décadas de mala gestión de los recursos hídricos.Esto ha provocado que se sequen humedales, que los recursos subterráneos se extraigan por encima de límites sostenibles y de manera irregular, mientras se construyen ilegalmente embalses y centrales hidroeléctricas.
Muchas personas hemos vuelto a sufrir un intenso calor y sequía en toda Europa estos últimos meses de 2023. Durante décadas no hemos tenido que pensar en nuestra seguridad hídrica, pero la crisis climática está poniendo al descubierto la realidad de la mala gestión del agua. La UE tiene que abordar la escasez de agua en sus políticas medioambientales y climáticas; nos enfrentamos a un futuro de grave escasez para la agricultura, el suministro de agua potable y para el mantenimiento de ecosistemas sanos.
España sufrirá fenómenos climáticos más frecuentes y extremos de inundaciones y sequías con el cambio climático, que recrudecerán los efectos de más olas de calor, más avenidas repentinas y menos seguridad hídrica.
Ante ello, propone que además de medidas de urgencia en momentos de crisis, las administraciones públicas adopten medidas de prevención frente a la sequía e inundaciones que pasan por un cambio del modelo agrario y de desarrollo rural, el cese inmediato de nuevas transformaciones de regadío, el control exhaustivo del uso del agua y del suelo para cerrar todas aquellas extracciones ilegales que están robando el agua de nuestros ríos y acuíferos, así como por una apuesta firme por la restauración de los ecosistemas acuáticos y la recuperación del espacio fluvial.
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Informe escasez de agua