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Celebramos la aprobación de la estrategia para la coexistencia con el lobo

​El documento sienta las bases, aunque mejorables, para un nuevo modelo de gestión basado en la prevención de los daños al ganado, en lugar de en la caza del lobo.

Casi un año después de la declaración del lobo como especie protegida, y por tanto, de que dejara de ser cinegética, la Conferencia Sectorial de Medio Ambiente ha aprobado hoy la Estrategia para la conservación y gestión del lobo (Canis lupus) y su convivencia con las actividades del medio rural,  a pesar del rechazo de algunas comunidades autónomas.

El documento supone un importante cambio de paradigma, porque pone fin al obsoleto e ineficaz sistema basado en matar lobos, que se venía aplicando de manera generalizada, para pasar a poner el énfasis en la prevención de daños. La estrategia pone a disposición de las comunidades autónomas un importante apoyo presupuestario y establece unas bases mínimas. Consideramos, no obstante, que el documento aprobado presenta todavía importantes carencias a la hora de realmente impulsar este cambio de modelo.

Una estrategia necesaria, aunque con limitaciones

La estrategia establece un marco mínimo que por primera vez prioriza la prevención de daños al ganado frente a la eliminación de lobos, que pasará de ser la norma  general a realizarse sólo de forma excepcional y cumpliendo siempre la normativa europea. Además establece criterios para el reparto del  fondo de  20 millones de euros previsto por el Ministerio  para la Transición Ecológica para pagos de indemnizaciones y de medidas de prevención para la ganadería extensiva.

El documento es un gran paso adelante que nos equipara con otros países europeos, aunque que es mejorable, ya que debería contar con objetivos medibles, garantizar una mayor participación de la sociedad civil en la gestión de la especie y exigir el desarrollo de planes medibles de reducción de daños a nivel regional o comarcal y el protocolo de extracción de individuos cuando sea absolutamente imprescindible debería ser más detallado. 

Una de las mayores carencias es la falta de concreción en cómo gastar los 20 millones euros y sobre todo en cómo garantizar que la Comunidades Autónomas realmente impulsan la aplicación de medidas de prevención. La estrategia debería exigir a las CC. AA. como condición para poder disponer de estos fondos, la redacción de planes regionales o comarcales de prevención de daños. Estos deberían estar enfocados a las zonas más conflictivas y con más daños y deberían incluir un análisis de la tipología de las explotaciones ganaderas de la zona y su manejo, un desarrollo de las medidas de prevención adecuadas para los diferentes tipos de explotación, unos objetivos numéricos de reducción de daños, la presencia de un equipo de asesoramiento y seguimiento y evaluación y un informe de evaluación que analice los resultados obtenidos y las mejoras a realizar.

Recordamos que el lobo es una especie protegida, que no se puede matar y que aunque la estrategia incluya un protocolo de extracción, este debe utilizarse exclusivamente en casos individuales y excepcionales previstos por la ley. Las CC. AA. no pueden usar este procedimiento para camuflar un nuevo sistema de control de poblaciones como venían haciendo hasta ahora y deben centrar sus esfuerzos en la puesta en marcha de verdaderos planes de reducción de daños, aprovechado los recursos económicos que le MITECO ha aportado, así como otros fondos. 

La protección del lobo no es cuestionable

El lobo ibérico es una especie emblemática de nuestra fauna de gran valor ecológico que cumple un papel insustituible en nuestros ecosistemas, y por tanto merece protección.

A pesar de ello, varias comunidades autónomas han recurrido la orden por la que el lobo se incluyó en el Listado de Especies Protegidas en Régimen de Protección Especial (LESPRE), con el objetivo de mantener su estado de especie cinegética. Este proceso, sin embargo, no tiene marcha atrás, como así ha ratificado el Tribunal Constitucional, que anulaba el pasado 19 de julio la ley de caza de Castilla y León en lo referente a la caza de la especie y que establecía igualmente el carácter de “norma básica”, lo que implica que las CC. AA. pueden proteger más al lobo, pero nunca rebajar el nivel de protección que establece la orden.La estrategia aprobada debe ser un punto de partida para que las CCAA realicen unos planes de prevención.

Celebramos la aprobación de esta Estrategia, que aunque mejorable, supone un cambio de paradigma y un importante paso adelante en la dirección correcta. ¡La protección del lobo no tiene vuelta atrás! Las CC.AA. tienen que adaptarse a esta nueva realidad asumiendo la protección del lobo y probando planes regionales de coexistencia. Lamentamos que algunas se opongan, privando así a sus ganaderos de importantes recursos económicos para una mejor compensación de daños y de protección y coexistencia con el lobo. Es un tremendo error únicamente motivado por razones políticas.
Lobo ibérico
© Ana Retamero
Lobo ibérico
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